Ya sé que no es mi estilo habitual de títulos, pero esto tiene una explicación. E incluso es buena.
Si digo «Bohemian Rhapsody» todos o casi todos los que estáis leyendo esto sabréis de qué estoy hablando. Y si no, una rápida búsqueda en Google os sacará de dudas y os proporcionará casi seguro este vídeo:
Queen es uno de los grupos de rock más famosos de todos los tiempos y sus canciones forman parte del imaginario musical (y emocional) de varias generaciones. Sus vídeos son buscados y vistos continuamente, sus canciones siguen manteniéndose frescas, sus conciertos siguen siendo éxitos absolutos. Un grupo tan característico y conocido lo es por algo: de un modo u otro, millones de personas hablan el idioma de Queen, entienden la música de Queen y reaccionan de maneras parecidas a la música de Queen.
Así que cuando Queen les pidió que se grabaran cantando o tocando Bohemian Rhapsody, lo hicieron. Por decenas de miles. El resultado es el vídeo de más arriba.
Gente de todos los países, edades, colores, condiciones y aficiones se juntaron para cantar esta canción. Que, me apresuro a decir, no es fácil de cantar. Pero eso da igual cuando hay ganas y entusiasmo. Lo veréis en el vídeo: no son todos músicos profesionales, y está claro que muchos no son ni siquiera músicos. Algunos tienen equipos de sonido de alta calidad, otros un teléfono móvil y unos auriculares baratos. Los hay que participan con su cuarteto de cuerda y otros que sacan su acordeón o (no bromeo) unas copas con agua. Hay fans de Freddy Mercury y fans de Brian May y gente que usa la canción como excusa para practicar con el arpa o para dar cabezazos al ritmo de la batería. Hay alumnos de conservatorio y gente que no ha visto una guitarra en su vida. Y da exactamente igual: el resultado es magnífico.
Si no has cantado más que en la ducha y te animas a grabarte cantando Bohemian Rhapsody para aparecer en un vídeo que sabes que tendrá millones de visualizaciones es por algo.
Primero, porque te gusta Queen y conoces esa canción: hay un punto de encuentro, un espacio común y conocido, no tienes que aprender nada nuevo. Segundo, porque te lo han puesto fácil: tú canta, tú toca. Ese el mensaje. Con lo que tengas a mano. Sin requerimientos especiales, sin audición previa, sin complicaciones técnicas: pilla lo primero que tengas a mano para grabar y disfruta, que del resto nos ocupamos nosotros. Tercero, porque no estás solo: la responsabilidad de la canción no descansa solo sobre tus hombros y sabes que miles de personas van a estar contigo en esto, que todos nos vamos a exponer juntos.
Quizá individualmente nosotros, meros mortales, no nos atrevamos a cantar la Bohemian Rhapsody y subirla a YouTube. Pero esta iniciativa te hace parte de un grupo, de un todo, y te da un objetivo creativo y constructivo que puedes compartir con miles de personas por todo el planeta: cantar una de tus canciones favoritas con gente que tiene en común contigo, al menos, esa afición. Y eso es suficiente para vencer muchas timideces. El poder de Queen multiplicado por el poder de internet ha conseguido crear una canción verdaderamente coral, en más de un sentido.
Últimos comentarios