Es 1610 y Galileo Galilei pasa frío mirando por su telescopio. Por primera vez un ser humano ve los anillos de Saturno.

Es 1610 y un hombre es asesinado en Francia. Su hijo es coronado ese mismo año como Louis XIII.

Es 1610 y la Compañía Británica de Indias Orientales envía por primera vez té a Europa.

Es 1610 y en España se decreta la expulsión de los moriscos de Andalucía. En Valencia ha ocurrido un año antes.

Es 1610 y en una comarca montañosa del interior de Castellón nace oficialmente un pueblo pequeño rodeado de almendros, pinos y olivares. Los moriscos que vivían en él han sido expulsados y los nuevos pobladores cristianos se instalan tras recibir su correspondiente Carta Puebla. El lugar hereda el nombre árabe que le dieron los pobladores originales: Nabaya. Se castellanizará como Navajas.

Es 1610 y quizá un niño esté asistiendo a un acto solemne que no acaba de entender. Pero a su alrededor todo son caras serias y el papel de la Carta Puebla es grueso y las letras que no sabe leer le parecen hermosas. Su madre le dice «No hagas ruido, Roque». El niño no hace ruido. Sabe que está naciendo algo, que comienza algo, que es un momento delicado.

Veintiséis años después Roque es Justicia en Navajas. No sabemos qué hizo. Tampoco sabemos quién era, salvo que se llamaba Roque Pastor. Sí sabemos que en 1636 tomó un pequeño vástago de olmo y lo plantó en el centro del pueblo. Quizá como símbolo, o quizá como afirmación de que Navajas se había convertido en una población asentada. Quizá solo porque quería un lugar donde sentarse a la sombra mientras dirimía disputas en el verano áspero de la comarca. No lo sabemos y no lo sabremos nunca, pero el arbolito arraigó bien y echó a crecer como crecen los olmos: lento pero seguro, las raíces enroscándose y afianzando la tierra, las ramas cubriéndose de pequeños frutos en primavera antes de lanzar una explosión luminosa de hojas verdes. El arbolito siguió creciendo y poco a poco Navajas lo incorporó a su paisaje diario. Y el pueblo ganó un vecino más.


Esta ha sido la primera de las historias del Olmo. La razón de estas historias la tenéis en la historia anterior: estamos apoyando al Olmo de mi pueblo para que se convierta en Árbol Europeo del Año.

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