Ya sé que últimamente este blog parece existir [/Ad maiorem flavo tunicam gloriam/], pero tened paciencia conmigo; es que me lo sigo pasando muy bien, entre ataques de spam en Twitter y cotillear los (increíblemente amables y fantásticos) [{comentarios http://www.amazon.es/product-reviews/B00LF9YSGW/ref=cm_cr_pr_top_recent?ie=UTF8&showViewpoints=0&sortBy=bySubmissionDateDescending}] que el ebook está recibiendo en Amazon.
Precisamente eso me lleva a que, en un arranque de optimismo suicida en Twitter, comenté que si llegaba a vender 200 ejemplares en la tienda Kindle de Amazon añadiría un drabble a la historia. Los que aún seguís este blog (ambos, quiero decir) ya sabéis que [{me gustan http://daurmith.blogalia.com/historias/70267}] los [{drabbles http://daurmith.blogalia.com/historias/72475}], así que no era exactamente un gran sacrificio, pero chssst, disimulad.
Ahora que el ebook ha superado los 200 por 12, y que Amazon por fin ha actualizado el manuscrito con los cambios que le envié, los que hayáis comprado la edición Kindle (para leer en cualquier lector Kindle, físico o virtual) no tenéis más que actualizarlo o dejar que las actualizaciones automáticas hagan su trabajo. Si el formato de Kindle os da urticaria, tenéis dos opciones: o me pedís el epub (y lo tendréis rápidamente) o bien leéis aquí los drabbles, porque paso a copiarlos. No es que contengan spoilers, en realidad, pero si no has leído La Aventura del abrigo amarillo me pregunto: ¿qué haces leyendo los extras del final, persona insensata? ¡Corre a leer la historia! (mirada muy fija muy fija).
En todo caso pensé que un drabble era poco; como eran 200 ejemplares, son 200 palabras más. Aquí las tenéis, para bien o para mal:

MRS. WATSON
—¿Mary?
—¡John! —Mary Watson, née Morstan, se detiene a medio camino escaleras abajo y mira a su marido, que se está quitando despacio el abrigo.
—Buenos días, querida. Lamento haber tenido que ausentarme. ¿Recibiste mi nota?
—Recibí un cable del señor Holmes —dice Mary— diciendo que volverías hoy.
—Eso es. No estarías preocupada, ¿verdad?
—Si Holmes dice que volverás a casa —dice Mary, despacio—, sé que volverás.
—Claro que sí —Watson mira vagamente hacia la cocina—. ¿Hay algo de comer?
Mary asiente, casi sonríe.
—Enseguida te llevo algo. John…
—¿Sí…?
—Dale las gracias a Holmes. De mi parte.

Y el otro…

MR. HOLMES
La policía ha dejado Baker Street, Watson se ha ido, y Holmes mira sin ver la mesa cubierta de mapas y papeles. Ahora todo es cuestión de tiempo y de trabajo tedioso, más adecuado para Scotland Yard.
Mycroft aún no ha enviado a nadie a recoger el abrigo. Holmes lo recoge y lo mira durante algunos segundos. Se ha convertido en un feo trozo de tela sin misterio alguno. Holmes lo arroja violentamente a un rincón. Luego abre un cajón de su escritorio y extrae de él una cajita plana. Al cabo de unos instantes, la abre despacio.

¡Y (que nunca se me olvide) más gracias por toda la amabilidad que estáis demostrando a una autora marginoinfinitesimal!