Mira, le tenía yo ganas a esta entrada ya. La debía. Me picaba todo. Me desequilibraba, vaya.

Y es ahora cuando me decido a escribir por la noticia que ha salido en varios periódicos y páginas acerca de la denuncia de la asociación de consumidores y usuarios respecto a la Power Balance ®.

A estas alturas quien no sepa qué es una Power Balance ® es porque seguramente aún no ha salido del coma. Es un arito de silicona que tiene dentro un adorno. Bueno, perdón: es «un holograma de MYLAR en el que ha sido almacenada una frecuencia procedente de materiales naturales conocidos por sus efectos beneficiosos para nuestro cuerpo». No lo digo yo, lo dicen ellos, aprovechándose de que el común de los mortales no entiende, ni quiere entender en su mayor parte, que la frase es una completa memez.

Otros han explicado, y muy bien, por qué la pulsera de marras no es más que otra manera de separar a los tontos de su dinero, y por qué lo que afirman los simpáticos muchachos de Power Balance ® en su página es, como mínimo, éticamente discutible. De modo que no voy a extenderme explicando cosas como el efecto placebo, la autosugestión, y la psicología del aborregamiento, cosas todas que ayudan y mucho a que haya cientos de miles de personas que hayan apoquinado entre 35 y 40 eurazos por un trocito de silicona con plástico dentro. Bueno, caveat emptor y todo eso: allá ellos. Yo prefiero gastarlos en libros. Vale, nadie famoso sale en la tele llevando un libro estos días, pero yo es que debo ser rara.

Esto del timo de la pulsera no es nuevo, ni original, ni nada. ¿Os acordáis de aquellas otras pulseritas de cobre con bolas en los extremos? ¿Las que también brindaban al cuerpo estados de armonía y equilibrio? Pues eso, como un ejemplo entre muchos ejemplos que son tan viejos como el aceite de serpiente. O más.

Ahora parece que la OCU se ha caído del guindo, 300.000 unidades demasiado tarde, pero bueno. Algo es algo. Ya veremos en qué acaba la cosa, pero al menos alguien oficial está diciendo con todas las letras que esto es un timo en otros sitios que no son Facebook, donde al menos han dado a la Power Balance ® un papel útil como detector infalible de crédulos (aunque en Facebook los llaman de otra manera).

Lo divertido de todo esto es que la premisa en la que se basa la Power Balance ® es tan ridícula con la de la homeopatía. Mientras que a los pocos meses la pulsera Power Balance ® ya está levantando alarmas entre los consumidores, la gente sigue trasegando agua destilada y pastillitas de azúcar a precio de platino como si no hubiera un mañana. Nada como la costumbre, por lo que parece.

Y lo más divertido de todo esto, lo que realmente me ha hecho escribir esta entrada mientras me carcajeo aviesamente, es que cuando la moda de la Power Balance ® pase, y todos se digan unos a otros, asintiendo con gesto sesudo «Yo siempre supe que era un timo», y los cajones de trastos se llenen de pulseras Power Balance ® torcidas y tristonas, será el momento en que todo el mundo se pondrá el Quantum Necklace, o el Mystic Earring, o los Natural Power Briefs, o el timo del momento. Y todos asentirán a la vez, blandiendo orgullosos el amuleto en cuestión, me mirarán mal, y dirán «Pues a mí me funciona».