Los parásitos son una molestia constante; pulgas y ácaros que ni siquiera frotando con arena abrasiva dejan de torturar la piel. No importa cuánto te acicales, el picor nunca cesa del todo. Pero no puedes prestar atención a eso ahora, otras prioridades te reclaman. La comida, la maldita comida. Nunca es suficiente. Apenas consigues lo mínimo para no sucumbir, y de ese poco tienes que sacar algo para tus hijos. Dos ya han muerto de hambre, y otro cuando una caída lo reventó por dentro, pequeño y frágil como era. Esperas que al menos uno de los dos que quedan sobreviva, pero las garrapatas que comparten hogar con vosotros ya han debilitado mucho a uno de ellos. Las lluvias, fuera de estación, tampoco están ayudando; tú probablemente puedas aguantarlas, estás mejor preparada para ellas, pero ellos, mucho te temes que no.
Por si fuera poco, no tienes defensa alguna ante los que, más fuertes que tú, buscan la misma comida que tú. No puedes alejarte mucho de tus hijos, ni aunque tuvieras la energía necesaria para ello, y eso juega en tu contra. Recorres una y otra vez los mismos rincones, las mismas fuentes de alimento, agotadas mil veces, por si quedara un bocado olvidado, sabiendo perfectamente que es peligroso, en alerta constante al menor movimiento sospechoso: hay depredadores ahí fuera, y lo sabes. Si uno de tus hijos sobrevive, también tendrá que aprenderlo.
Pero qué importa, ¿verdad? Tienes alas, puedes volar, surcar los aires, todos te envidian. Las preocupaciones normales no te afectan; si otros pudieran hacer lo que tú, se sentirían dichosos. Eres libre.
Libre, como un pájaro.
Debe haber unos mil millones de pájaros repartidos por el mundo, lo menos.
Pues cuánta infelicidad, Seor Vendell, «que en este mundo traidor…»
Es cierto: si vuelas, los problemas pierden importancia. Lo sabré yo…
Muy bueno, Daurmith :o)
Aunque antropocéntrico (inevitable, supongo, ya que se habla de libertad), buenisimo el post. También yo adquirí un punto de vista compasivo ante la libertad el día que ví, durante una «autopsia» de un pobre pájaro silvestre, aquella masa palpitante de hilillos que se retorcian en sus tripas. Miles de gusanos nematodos…
Es un hecho que la «naturaleza» funciona a base de muerte, gran parte de ella infantil. El planeta entero es un gigantesco osario.
Bueno bueno. Ya sabes lo que opino de tu forma de escribir, pero además se el contexto de esta ideas. Simplemente exquisito.
Saludos.
Los pájaros no gozan de libertad por decreto…
Todo aquel ser humano que se emociona con la belleza de un pájaro en cautividad, es que no es capaz de ver más alla de la jaula. (bueno, creo que ya me estan haciendo efecto los antióbioticos).
Gracias Daurmith.
Todo lo que escribes me parece interesante
Me han entrado unos escalofríos leyendo el post… Sigue escribiendo, Daurmith, quiero seguir asombrándome.
A mi me resulta un humor muy negro, realmente muy negro, pero yo soy de los que ven ironía cruel donde no la hay. Probablemente esa no era tu intención.
Yo he volado como Ícaro, con alas falsas y he caído al acercarme al Sol. Una ave nunca querría acercarse al sol, como mucho teletransportarse como Juan Salvador. Además de libres las aves son inteligentes. Con parásitos.
http://www.grager.net
Pues a mi me gustan más sus relatillos con un tono humorístico…o cuando cuenta cosas del pueblo.
Un saludo!
¡Sanguinoliento de verdad !
el carroñismo es parte de la vida…
¡igual que los ácaros!
Por lo menos algunos ellos están para descomponer las sustancias que nos da nuestro aroma y eso nos determina con el fin último en la vida: (apresar o ser presa)
Bueno! ¡el carroñismo ha existido siempre! los que chupan ,los que viven de tus restos siempre estarán ahí sin que los llames! emotiva la relación que haces entre el don y la condición como ese algo que trasciende el juego de poder al que se refiere.