Creo que mi ilusión óptica favorita de todos los tiempos es el tablero de Adelson: ya sabéis, la percepción de que dos casillas de un tablero ajedrezado son de tonos diferentes de gris cuando en realidad son el mismo. Que sí, que la conocéis seguro. Es esta:

Tablero de Adelson

Los recuadros A y B tienen el mismo tono de gris. Os lo juro. (Fuente: Wikipedia)

La ilusión funciona porque nuestro sistema de percepción del color, que es muy hábil para según qué cosas, compensa según la luz ambiental permitiéndonos identificar los colores aunque las condiciones de iluminación cambien. Y esto, claro, tiene truco, porque podemos engañar a nuestro sistema de percepción haciéndole creer que las condiciones de iluminación son diferentes. En esta ilusión el cuadrado B está en sombra: nuestro cerebro compensa automáticamente esa zona, asumiendo que el cuadrado es de tono más claro que el A, y así se mantiene la consistencia visual del tablero.

Pero no quería hablaros yo hoy del tablero de Adelson, no: es un astuto truco para enlazar la consistencia de color con la inconsistencia de tamaño. Hay una ilusión óptica incluso más fascinante que esta, y la vemos casi todos los días. Bueno, noches. Y también depende del contexto.

En el momento de publicar esta entrada la luna está en creciente; habrá luna llena el 12 de diciembre. Y la luna es un trampantojo especialmente divertido. Porque ¿cómo es de grande? No, en serio, ¿cuándo se ve más grande la luna? Todos sabemos que para siluetear a gente en actitudes románticas la luna se pone enorme cual Estrella de la Muerte, pero luego ya se encoge al irse p’arriba, ¿no?

¿Es así, discretita…? (Photo by Justin Clark on Unsplash)

¿…O es más bien así de hermosa? (Photo by Sam ?on Unsplash)

Se suele pensar que la luna se ve más grande cuando está baja en el horizonte por la refracción de la luz en la atmósfera. Peeero para eso nos falta un hecho que damos a priori por supuesto y que mira, conviene comprobar antes: ¿se ve la luna más grande cuando está baja en el horizonte?

En realidad no. Se ve del mismo tamaño. Hay gente con más ganas que yo que ha hecho el experimento, midiendo con una cámara digital el tamaño de la luna en píxeles según estuviera más o menos cerca del horizonte o de su cenit. Y sorpresa: es casi igual (de hecho se ve más pequeña cerca del horizonte). Hay otras maneras de comprobar esto, algunas más fáciles, como hacer cañón con los dedos, y otras más curiosas, como hacer el pino. Es una ilusión óptico-astronómica fácilmente comprobable, y aun así difícilmente creíble.

Las diferencias de tamaño se deben, de nuevo, al contexto. La luna parece más grande cuando está baja porque la estamos comparando con objetos mucho más cercanos a nosotros cuyo tamaño conocemos; a medida que sube y perdemos las referencias nuestro cerebro asume un tamaño diferente. Es una ilusión óptica sensacional, cotidiana y por eso mismo bastante ignorada, pero cada vez que caigo en ella (y por mucho que sepa que no es real, caigo en ella) recuerdo lo fácil que es engañar al cerebro. Fijaos el día 12.