Hubo una breve pero divertida época en mi vida en que creí que tendría tiempo para divulgar de manera regular y más allá de los confines un tanto deshilachados de este blog. Así que colaboré con un par de artículos para Mapping Ignorance.
Para quienes no lo sepáis, Mapping Ignorance es una iniciativa de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU que divulga descubrimientos científicos en un estilo más detallado y especializado que otros tipos de divulgación más generalista. Se trata de explicar artículos científicos a un público no necesariamente especializado pero sí muy interesado en investigación puntera; la idea es ir trazando los límites de lo que se sabe y no se sabe, y en su caso explicar qué límites estamos haciendo desaparecer gracias al trabajo de grupos de investigación básica. La web está en inglés.
Colaborar con Mapping Ignorance requiere trabajar duro y bien. El nivel es alto, la calidad de la investigación descrita es muchas veces estratosférica, y la necesidad de saber hacer entender conceptos muy específicos al lector lego plantea un reto muy interesante. Y también me permitió retomar como hábito la lectura del paper, el artículo científico: el elemento clave de la comunicación científica hoy por hoy.
En el master estamos mirando, entre otras cosas, la estructura del paper. Cómo se han establecido una serie de convenciones para comunicar resultados científicos, dividiendo la información en apartados específicos y encasillando qué se comunica en cada uno de ellos. Esto puede parecer encorsetado y árido, pero está justificado. En el trabajo científico habitual hay que leer y procesar muchísima información y es imprescindible que el vehículo más habitual para ello, el paper, haga que esa información sea, aparte de clara y comprensible, fácilmente localizable.
Así que un paper suele ser predecible en cuanto a estructura: hay una introducción para resumir el propósito y conclusiones principales del artículo, una descripción de la metodología experimental que se ha seguido (para que quien quiera pueda intentar reproducir el resultado), una sección dedicada a describir los resultados experimentales y un análisis final de las conclusiones. Lo que en inglés se abrevia como estructura IMRAD.
Peeeero no siempre es así, claro. Mientras buscaba artículos que poder explicar para Mapping Ignorance me encontré todo tipo de variantes de esta estructura «canónica». Un artículo en Cell sobre la proteína Hedgehog y su papel en la segmentación del embrión de mosca del vinagre (Kornberg et al., Cell, Vol. 76, 89-102. January 14, 1994), que al final no usé, tenía la estructura clásica pero con el orden un poco alterado: resumen general, introducción, resultados experimentales, discusión de los resultados, y finalmente un apartado de métodos experimentales. Catorce páginas bien aprovechadas, en una época además en que internet no permitía tanta versatilidad como ahora: la información se volcaba entera en el paper, y hay que poder encontrarla con facilidad.
Un artículo que sí acabé usando corresponde a la categoría de «Letters»: comunicaciones más breves y directas donde se entra quizá en menos detalle pero se comunican resultados muchas veces muy interesantes e incluso provocadores. Este artículo en concreto se publicó en Nature (Wang, J., Wurm, Y., Nipitwattanaphon, M. et al. A Y-like social chromosome causes alternative colony organization in fire ants. Nature 493, 664–668 (2013) doi:10.1038/nature11832) y aquí sí que había que rebuscar más porque no había división en apartados y tanto la estructura como el orden «estándar» del IMRAD se alteraban ligeramente: aparte de un breve apartado al final en el que se resumían algunos detalles de los métodos experimentales, el texto era un solo apartado después del resumen general. Eso sí, dentro de ese bloque había una clara división por párrafos: los dos primeros hacían el papel de introducción, luego había una zona general más confusa donde se mezclaba la descripción de los experimentos con los resultados, y un último párrafo de conclusiones. Una Letter es generalmente más breve y directa, de modo que la falta de estructura visible puede no ser problemática, pero hay que ir con cuidado para detectar la información relevante. Aquí podéis ver dónde me estaba centrando yo para lo que acabó siendo el artículo que se publicó en Mapping Ignorance: en la introducción y conclusiones, que se encuentran donde la estructura IMRAD suele ponerlos:

No parece IMRAD pero lo es
Actualmente muchos de estos artículos más breves incluyen un enlace con información adicional que te permite perderte, como Alicia, en el País de las Maravillas científicas. Pero, a diferencia de Alicia, la convención IMRAD nos permite tener un mapa, aunque sea general, de los lugares que se exploran.
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