Hace 9 años que Blogalia existe, y aunque no estuve desde el principio (estaba yo entonces en Blogspot, y la pereza y el desconocimiento impidieron que mudase antes aquí esta vuestra Biblioteca), sí que estuve en espíritu durante todo el parto y periodo de lactancia.

Blogalia siempre ha sido para mi una casa amable y acogedora. Yo quería un blog fácil de montar, pues lo tuve. Quería un interface de usuario sencillo pero efectivo, y lo tuve. Quería una lista de correo donde las dudas y problemas de los usuarios tuvieran pronta respuesta, y allí estaba. De modo que nunca vi razón para cambiar.

Desde entonces los blogs han cambiado mucho; crecieron, luego menguaron, y ahora están establecidos como una corriente de la que se han visto arrastrados otros, pesos ligeros que los abandonaron en favor de cosas más rápidas como Twitter y Facebook. Los blogs se volvieron más sexys, con cacharritos y aplicaciones y botoncitos por todas partes, y ocuparon un nicho que poco a poco se ha ido definiendo mejor.

Otros, a pesar de haber cogido también el barco del microblogging y tuitear y escribir en Facebook, hemos seguido sin embargo aferrados a nuestros blogs, porque hay algo en un blog que ni Facebook ni Twitter ni sus parientes te pueden dar. Y gracias a Blogalia podemos disfrutar de tener un blog, y si algunos disfrutáis de que lo tengamos, miel sobre hojuelas.

De modo que gracias a Víctor Ruiz por crear y mantener Blogalia, porque sin ella, no sólo la blogosfera española sería mucho más pobre, sino que los que en ella vivimos no tendríamos este hogar que hemos hecho nuestro a través de nueve años de historias.

Y ahora, a disfrutar de los siguientes nueve años, y los que vengan.