… Tampoco irá la vencida. Madre mía, cómo está el patio. Ahora va Turquía y bloquea el acceso a la web de Richard Dawkins. Hala. ¿Por qué? Porque Dawkins recibió un libro profusa y bellamente ilustrado con todo tipo de criaturitas, pero estúpida y torpemente escrito para intentar convencer de que tal variedad y belleza demostraba que la evolución es falsa. Un libro, en suma, creacionista. Dawkins, menudo es el profesor, lo puso a caldo, como no podía ser menos. Ofendióse el autor, como no podía ser menos también, quejóse a sus abogados, y estos, mediante orden judicial, zas, han bloqueado el sitio.
A medias, claro, que nada en Internet puede bloquearse mucho… Se puede acceder con trampitas de proxies y demás. No es a eso a lo que voy. A lo que voy es a la orden judicial. Y a la tontería supina del asunto. ¿Recordáis lo que dije hace un par de entradas sobre ser muy religioso y quejica? Al parecer en Turquía, la laica Turquía (según dicen quienes lo dicen), eso sirve para mucho. Al parecer los quejicas religiosos encuentran oídos dispuestos en los tribunales. Lo cual, a mí, me da miedo. No sé a vosotros. A mí sí.
Mirad lo que dicen los portavoces del quejica (que por otra parte dista mucho de ser trigo limpio, pero no entraremos en eso aún):

His press assistant, Seda Aral, said: «We are not against freedom of speech or expression but you cannot insult people. We found the comments hurtful. It was not a scientific discussion. There was a line and the limit has been passed […]»

O sea, que no están en contra de la libertad de expresión, pero que no se puede insultar a la gente. Que encontraron los comentarios hirientes. Que no fue una discusión científica. Que había un límite, y fue traspasado.
¿Y Dawkins, qué dijo? Entre otras cosas, dijo:

I am at a loss to reconcile the expensive and glossy production values of this book with the breathtaking inanity of the content.

O sea, en traducción libre, que le choca lo mucho que contrasta la calidad de las reproducciones y de la edición con la apabullante tontería de su contenido (sorry, pero «breathtaking inanity» tiene tanto peso específico en inglés, y me gusta tanto, que no puedo traducirlo literalmente). También definió el libro como «preposterous», o sea, a grandes rasgos, ridículo. Y por los ejemplos que ofrece, lo es, véase la mosca-anzuelo y otras lindezas. Esta es, en suma, la parte más dura de sus críticas. Esto es por lo que se queja el quejica. Y a estas quejas hicieron caso los tribunales turcos. El que vea un insulto personal por algún lado, que me lo diga. Porque lo que yo veo es que Dawkins critica, con toda justicia, la falta absoluta de calidad del texto del libro. Y da ejemplos. Y claro que no fue una discusión científica. No había ciencia alguna sobre la que discutir, pofavó, que han confundido una mosca con un cebo de pescar, entre otras lindezas como fotos robadas a sus autores sin reconocer su autoría (ni que son cebos de pesca o reproducciones artísticas), vamos a ver, si es que no hay más, si es que la cosa es para carcajearse en las narices del quejica y recomendarle una tila (y meterle una buena multa, como mínimo), y aquí paz y después gloria.
Pues ya véis: no. Dawkins bloqueado y el quejica quejándose. Ahí la tienes, báilala. ¿Es o no es, pregunto, para cabrearse?