Groucho Marx sabía de qué iba la cosa. Ponemos una confianza totalmente injustificada en nuestra capacidad para interpretar lo que ven nuestros ojos. Y digo totalmente injustificada porque la ilusión de la entrada de abajo y la de esta entrada son sólo dos de las múltiples maneras que tenemos de explorar todas las maneras de equivocarnos al mirar algo. Que son muchas, y a veces graves.
Y a pesar de todo, seguimos poniendo una confianza totalmente injustificada en lo que ven nuestros ojos: «Ver para creer», «Lo vi con mis propios ojos», «Si no lo veo no lo creo», «Ven más cuatro ojos que dos», «Yo estuve allí y lo vi todo»… Pongan sus propios ejemplos.
Bien, pues entonces, engañemos: fijad la mirada en el punto central de la figura mientras movéis la cabeza hacia atrás y hacia delante rápidamente. Eppur si muove!.
Mola, ¿eh?
Pero en fin, ya está bien de ilusiones ópticas. La próxima entrada será de otra cosa. No sé de qué. Ya lo iremos viendo. Se admiten peticiones, pero sin pasarse.
Últimos comentarios