Con el día tan majo de hoy me he tomado el café en el césped del MU, de espaldas a los magnolios porque la luz del sol sobre las flores se refleja con tal brillantez que duele. Por todas partes hay signos de primavera, árboles en flor, avispillas negras revoloteando, estudiantes correteando por el césped, que está todo verde y tupido como un peluche. Es mejor tumbarse porque por el cielo se entrecruzan frisbees y hay grave riesgo de decapitación a poco que te descuides. Aunque por otra parte a mi lado había cuatro fieros jugadores de petanca que hacían temblar la tierra con cada golpe de las bolas plateadas.
Qué asco, otro post descriptivo y primaveral, a ver si espabilo. Pero es que si no tengo que hablar de los afanes evangelizadores postpascuales, y me da urticaria.
Últimos comentarios