Estoy en casa, recién llegada del cine. Exhausta. Feliz. Repleta de imágenes, de detalles, de Magia.

El Señor de los Anillos me ha acompañado siempre, desde la primera vez que lo leí. Sus imágenes, su historia y sus personajes han formado parte de mí y de lo que me hace ser yo y no otra, y no lo quisiera de otra manera. Lo leo y lo releo con el mismo placer cada vez, aunque cada vez enfocado hacia un aspecto en particular de la historia. Tiene tantos que no creo que nunca llegue a agotarla por completo.

Inevitablemente, con los años, mis lecturas del libro se han ido refinando y haciendo más tiquismiquis. Que si el Balrog tiene alas, que si Círdan tiene barba o las orejas puntiagudas, que si quién carape es Tom Bombadil… Son discusiones interesantes, divertidas y que mantienen vivo el libro.

Pero hoy, por primera vez desde que conocí a Frodo, Trancos, Sam, Merry, Pippin, Legolas, Gimli, Boromir, Gandalf… Por primera vez desde que atisbé las sombras de las Minas de Moria y temblé al escuchar el grito de un Nâzgul, he vuelto a la Tierra Media como a algo que no había visto nunca. He vuelto a sorprenderme, a reír, a estremecerme y a emocionarme como cuando leía el libro de madrugada en la cama, incapaz de no pasar a la página siguiente, incapaz de apartarme de la Tierra Media.

Sí, la historia tiene muchas cosas diferentes respecto al libro. Sí, muchas cosas están cambiadas: el medio lo requiere. Peter Jackson nos ha enseñado su Tierra Media. Y tiene la misma Magia que la mía. Y es tan hermosa como la mía. Y es tan rica como la mía. No porque se parezcan, que no se parecen. Pero sí porque él y yo bebemos de la misma fuente y hemos sentido las mismas emociones, y a través de todos los años, distancia, educación, costumbres y experiencias que nos separan, hemos visto lo mismo en ese libro. Y Peter Jackson nos lo ha contado bien, nos lo ha contado con respeto, con mimo, con emoción, con limpieza y con inteligencia. Peter Jackson nos ha dado lo que nos tenía que dar: no el libro, eso es imposible y no es suyo para darlo, sino la Magia que ha formado todas las Sociedades Tolkien del mundo.

Por todo ello, gracias, Peter Jackson. Hantalë.