Sigo dándole vueltas a lo del genoma del ratón, aunque queda poco que decir tras [{la excelente entrada de Ciencia15 http://ciencia15.blogalia.com/?/historias/4077}] sobre el asunto, pero es que lo del llamado «ADN basura» me gusta y quiero pensar un poquito más sobre ello. Pero se ha interpuesto en mi camino una visita al [{Acuario de Newport http://www.aquarium.org/}], y como siempre me pasa en estos casos, ahora tengo la cabeza en las nubes. O, en este caso, en las aguas. Cada vez que veo alguno de los bichos que se ven en el fondo del mar, y no tan en el fondo, seres que llevan la distinción entre animales y vegetales directamente al cubo de la basura a no ser que tengas a mano un microscopio, desespero de escribir ficción. Nada en la imaginación nos prepara para las medusas, los caballitos de mar, la elegancia angelical de las rayas, la extraña distorsión de los lenguados, los colores alucinógenos de los peces de arrecife, ni la cara seria y entrañable de un pececito no más grande que mi dedo índice, que excavaba una madriguera a base de transportar gravilla en la boca y escupirla enérgicamente con lo que parecía una expresión de alivio terminal, mientras su pareja hacía el vago a pocos centímetros.
Decididamente vegetal. Y si animal, hembra. Y si macho, homosexual.
O ministro camuflado de alga, que todo es posible estos días.
Hola Veo que estas bien y de mente mejor, estaba preocupado.
Aiya, cielo! También a mí me fascinó esa especie de caballito de mar. De hecho volví dos o tres veces más al acuario sólo para verlos a ellos (y a las focas ;D). La foto es genial (por cierto, ¿como la tomaste? :m), pero verlos moverse es aún más impresionante.
Entecuvalvë!
No existe distinción entre animales y vegetales, yo soy la prueba viviente pues en cuanto tengo ocasión vegeto.
En el Aquarium Finisterrae siguen teniendo una exposición sobre caballitos de mar que es sencillamente genial. Es cierto, eso sí, que los dragones los han escondido del público: me contaron que los pobrecitos -independientemente de si se sienten más vegetales que animales (aunque a mí me daban la sensación de mariscales de campo floridos de esos que Forges solía pintar ridiculizando portugueses)- lo cierto es que se estresan mucho cuando ven a la gente, sobre todo porque todo el mundo tiene la manía de golpear el cristal del acuario con el dedo para llamar su atención. Cuando se les podía ver era sencillamente maravilloso, cómo se desplazaban, tan majestuosos…
Bueno, eso, que si alguien quiere jartarse de gozar con los caballitos de mar de todas las especies (bueno, de un buen montón de ellas), con sus larvas, con sus manías -hay unos que se enrollan en todo lo que pillan- que no se olvide de pasarse por A Coruña.
Pues lo que a mí me recuerda el animalejo en cuestión es el tocado de alguna «gatinha brasilera» en pleno carnaval, con sus «cadeiras bamboleantes», sus «nalgas marinas», sus…, esto…, el tocado, eso es lo que me recuerda.
Hay que ver lo que da de sí un humilde pero espectacular bichito… Los caballitos del acuario de Newport eran, o más estoicos, o tontos, porque pasaban mucho de los visitantes. Los había como el de la foto y otros de color rojo que se abrazaban amorosamente a las frondas de algas, posando para foto, a sabiendas de lo bonito que quedaba el contraste de colores.
Akin, ¿no seremos primos? A mí también se me da muy bien vegetar…