Blogalia, este sitio desde el que os escribo doy la tabarra desde hace ya, buf, la tira, cumple diez años. Esto merece que os revele un secretito, y el secretito es este. Todavía no me he recuperado del shock de saber que rvr, el creador, mantenedor, director y Jefe Supremo de Blogalia, nos haya aguantado tanto tiempo.
Cuando los blogs eran apenas una excentricidad de unos pocos en Internet, rvr ya vio que tenían un algo y se curró un portal de blogs. Se lo dijo a unos cuantos amigos (yo me hice la remolona, pero finalmente cedí, y nunca jamás me arrepentí), y desde entonces ha estado atendiendo con paciencia nuestras rabietas, preguntas y tonterías, arreglando varias y diversas catástrofes informáticas, y en general manteniendo un sitio que (creo yo) le debe dar bastantes dolores de cabeza. Todo porque sí. Porque nos ha dado una casa y no le importa que pongamos los pies en el sofá, nos bebamos su cerveza, y tiremos palomitas en la alfombra mientras comentamos alguna jugada internetera entre todo. No nos ha pedido nada ni nos ha dicho, en diez años, «Mirad, ha sido divertido, pero tengo mi propia vida y me gustaría cerrar esto y dedicarme a otras cosas que me aporten más que esta». Como sería su derecho.
Así que llevo diez años agradeciendo a rvr (aka @vrruiz) que montara Blogalia y nos dejara quedarnos, pero en silencio, para mi capote, en plan discretito y, admitámoslo, egoísta, no sea que se dé cuenta de lo que está haciendo, le entre un ataque de cordura, y deje de tomarse molestias para que los demás podamos decir tonterías.
Porque estoy muy a gustito en Blogalia y quiero seguir aquí mucho más tiempo. Pero ya es hora, creo, de decir públicamente: muchísimas gracias, rvr, por todo el trabajo que te tomas para que podamos estar aquí. No creas que no nos damos cuenta, ni que se nos olvida.
Nos vemos por aquí.