No puedo acceder ahora mismo a mi querida Moleskine (para los que no se sepan el culebrón de la Moleskine, un día de estos pondré un resumen de lo acaecido), así que escribo una entrada a vuelateclado para que veáis el triste estado de mi mente antes de pulir estas bellas gemas de prosa que brotan en este weblog cual refulgentes gotitas de irisado rocío que… Vaya, ya he estado leyendo demasiada fan fiction otra vez… Ejem…
En fin, he aquí las cosas que hoy se me ha ocurrido que podrían dar alguna que otra idea para la Biblioteca:
Elogio de la maruja (si Rigel no se me adelanta, que con lo inspirado que está últimamente, todo es posible); el regreso de las Personas Fácilmente Ofendidas al periódico del campus; el joven que hoy leía un libro rojo de páginas color crema y dos palabras cortas estampadas en oro sobre la cubierta, adivinen cuáles (iba por el final); y (este lo tengo pendiente desde hace ya tiempo) el fenómeno de la fan fiction.
Si hay alguna que sea favorita entre el público asistente, quilodiga. Y si no, quinodiganá.
Ay señor, qué pena de niña, todos diciendo lo mucho que prometía y mira…
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