Antes de que termine el hechizoHay casas que han dejado olvidadas en los escalones de entrada las calabazas que tallaron para Halloween. El tiempo y la humedad las han convertido en -ahora sí- auténticos monstruos moteados de verde y gris. Las sonrisas antes burlonas e inofensivas se han tornado en rictus amenazadores llenos de un odio amargo; los ojos han adquirido pliegues diabólicos tras los cuales sólo se ve un vacío oscuro y fétido lleno de podredumbre; las formas orondas y amigables se han convertido en excrecencias bulbosas y tumefactas, medio fundidas con el cemento en un charco de detritus de color de pus. Ahora es cuando dan miedo, ahora.