Tarde de Noviembre, al amor del radiador. Por la ventana se cuela una luz gris plomo atenuada por el naranja del alumbrado público. Sinatra canta Send in the clowns en el Winamp. Escenario perfecto para un post intimista y vendellesco.
En lugar de eso…
Riiiing, riiiing
– ¿Sí?
– ¿Es el electricista?
– No, se ha equivocado.
– Ah. ¿Entonces no es por ahí?
– No, no.
– ¿Y está muy lejos?
– No sabría decirle.
– ¿No hay una joyería al lado?
– ¿Al lado de quién?
– ¿No hay un sitio que venden bombillas y cosas y al lado una joyería?
– Bueno, sí, pero aquí no es.
– Pero es en esa calle, ¿no?
– Bueno, en esta calle hay una relojería y al lado una tienda de suministros eléctricos.
– ¿Y está muy lejos?
– Depende. ¿Muy lejos de dónde?
– No sabrá el número, ¿verdad? Es que en las páginas amarillas no viene.
– No sé el número, lo siento.
– Ah. Pero está ahí, ¿no?
– Ya le digo, probablemente.
– ¿Y queda muy lejos de aquí?
– Usted sabrá, ¿dónde es aquí?
– Pues nada ya sigo mirando, gracias y perdone, ¿eh?
– No se preocupe. Suerte.

Clinc

(Transcripción casi exacta. Acabo de colgar.)