No sé si es la estación, el frío que congela la neurona, o qué, pero estamos viviendo un ataque bastante furibundo de los creacionistas en varios estados. Por ejemplo en el de Washington, el vecino de arriba, donde quieren eliminar la enseñanza de la teoría de la evolución del curriculum escolar. Y el de Ohio, donde no recuerdo qué quieren exactamente pero ya os hacéis una idea. Y hay algunos que realmente nunca dejaron el asunto (Texas, ya voy avisando, no es el peor). Para aquellos que no estáis el corriente, los creacionistas son los que dicen que lo que dice en la Biblia acerca de la creación del mundo, Adán y Eva, el Diluvio y demás, es verdad de la verdadera, literal, nada de metáforas ni interpretaciones. Que realmente pasó todo lo de la manzana y la serpiente y el Arca y el borrachuzo de Noé. Y lo de «y al séptimo descansó», también. Vaya, punto por punto. Y como consideran que esta, um… visión del origen de la diversidad biológica es la buena, quieren que se enseñe en las escuelas de todo el país como si tuviera la misma entidad que la teoría de la evolución de las especies (eso cuando no quieren que sea lo único que se enseñe). Así, con dos coj… Ehm, así, por las buenas (aún no sé si este blog es tolerado menores).
Como cada vez que han intentado pasar esto por la legislatura les han dado con la ley en las narices, ahora se ahorran las menciones a la deidad (la separación Iglesia – Estado realmente funciona en los USA), y arguyen que lo suyo es la «teoría del diseño inteligente«, que viene a decir lo mismo con pocas variaciones. Y mientras intentan hacer pasar ese tipo de leyes, se dedican a dar seminarios a las juntas escolares (¿recordáis aquello de Kansas?) y muchas se tiran a la piscina del creacionismo. Hace unos años, Gould y otros las pasaron canutas, pero canutas, con un caso en Arkansas que dejó al de Snopes un poco pálido en comparación.
Aparte, un intrépido creacionista de Kentucky ha decidido que ya está bien de dejar que estas tonterías de la evolución contaminen la mente de los niños y se ha decidido a montar un Museo Creacionista, así, con dos c… Estooo, así, por las buenas (véase arriba). Cosas como, por ejemplo, maqueta de dinosaurio, y plaquita diciendo: «Thescelosaurus. Significa lagarto maravilloso. Altura: 4 pies. Longitud: 11 pies. Creado el: Día 6». Y bellos dioramas de dinosaurios, humanos, y fieras corrupias varias viviendo en paz y armonía en el Jardín del Edén, porque por entonces todos éramos vegetarianos.
Casi la mitad de los estadounidenses acepta la historia bíblica como la manera en que se creó el mundo, ojo. Los creacionistas dicen que con esto de decir que cosas como el Gran Cañón tardaron millones de años en formarse, se está dando una visión muy sesgada de las cosas. Lo dicen así, con el tono de paciencia y resignación del justo condenado a vivir en tierra de infieles. No, no me lo estoy inventando. No estoy exagerando. No es un suceso aislado de una minoría insignificante al que se da publicidad por ser tan raro. Hay verdadera, y justificada, preocupación por esto en el mundo académico.
Y antes de que os riáis a carcajadas y digáis aquello de «qué tontos son estos yanquis», os recuerdo que ahí todos los periódicos tienen horóscopo y existen Aramises y Rappeles para parar un tren, y la gente se gasta cientos de euros en agüita destilada que les es vendida como remedio milagroso. Así que menos risas. Quizá no tengamos creacionistas (y nos hemos librado de una buena, os lo aseguro), pero tenemos astrólogos y «videntes» para parar un OVNI.
¿Y yo qué hago? ¿Me enfado? No, ¿para qué? Me dedico a leer, a ver si aprendo más. Así, al menos, si un día me vienen a casa los Testigos de Jehová, repletos de teoría creacionista y de citas bíblicas, y yo me siento perversa, podemos divertirnos todos un rato. Pero que conste que nunca pensé que realmente necesitara este tipo de lecturas, y he aquí que las necesito. Como dicen por aquí, «vive y aprende».
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