Debo estar en modo «asociaciones libres hoy», o con ganas de sacar a pasear adjetivos, o con ganas de desahogarme… Pero es que, caray, ¿a quién se le ocurre?

¿A qué mente calenturienta desprovista de cualquier tipo de sentido estético se le ocurrió poner un querubín morcillero como símbolo de amor carnal? Quiero decir, no es normal, mirad al engendro en cuestión, ¿habéis visto alguna vez cosa más horrorosa y menos adecuada a aquello que representa? Cualquier pareja de enamorados que de repente tenga una epifanía, o una epidural, o un Camino de Damasco o de Carballino o de donde sea, y vea al diosecillo revoloteando por ahí, sufre una apoplejía, seguro. Si un enamorado tiene que agradecer los ardores que recorren su cuerpo serrano a semejante monstruo de la naturaleza, ciego, amorcillado, cursilón y obsceno, se hace célibe. De por vida.
¡Y las flechas! ¡Encima vamos con el gore! O sea, que para colmo el enano no es que te lleve a parajes de nubecitas rosas y coreografías de Walt Disney con tu chatina, ¡es que te perfora el plexo solar a flechazos, el monstruito voyeur! ¡Como si no hubiera bastante con la bioquímica del asunto, tienes también que preocuparte de la
Sección Heridas Inciso-Contusas! ¿A qué cerebro desquiciado se le ocurrió la espantosa idea del Día de San Valentín, y por qué narices tuvieron que decidir llenarlo todo de iconos con el querubincillo sádico, que pueden cortar la digestión al mismísimo Marqués de Sade, a ver?
Y sobre todo, ¿cuándo revirtió el Cupido original (que tampoco era tan buena idea, pero vaya, al menos había dejado atrás la etapa lactante y el pañal) a esa versión infantiloide y coloradota que tenemos que sufrir a estas alturas? ¿Qué desalmado creyó buena idea hacer que un crío repelente y claramente nada aerodinámico fuera por ahí acribillando al personal en plan Generador de Víctimas Aleatorias? ¡Hombre, por favor…!

Lo que me sorprende a mí más que nada es cómo es posible que en un país tan pacato como los USA dejen que un menor de edad vaya por la vida desnudo, sin supervisión de un adulto y para colmo persiguiendo a parejas que andan con ideas de jugar a médicos antes que con el firme propósito de hablar de la filosofía aristotélica. Por no mencionar que está en posesión de un arma peligrosa y no tiene licencia para usarla. No, en Texas tampoco.

Uf… Oye, pues no creas, me he quedado más a gusto…