El caso es que esto del Blogger es un poco como cocinar: es posible hacerlo todos los días, pero hay que estar en el estado de ánimo apropiado para que salga lo mejor posible. No es que sea realmente el caso por aquí, pero en fin… Además, me he quedado sin excusas por la falta de actualizaciones. Que se debe, paradójicamente, a demasiadas ideas. La culpa es de Gould y su «La falsa medida del hombre». Bueno, y de Terry Pratchett y sus libros trufaditos de referencias, bromas, dobles sentidos, y pistas a otras cosas (es que me dio por releer Wyrd Sisters y ahora tengo a Shakespeare todo el rato susurrando frasecillas citables en el cerebro). Y las rimas de urracas.
Lo de las rimas de urracas es, de hecho, curioso. La cosa viene de muy, muy, muy antiguo, de lo que en inglés se llama Magpie Augry, o sea, Adivinar el Futuro Según Cuántas Urracas Veas, lo que supongo que podría llamarse ornitomancia o, si nos ponemos detallistas, picomancia. En inglés, esto dio lugar a versitos en los que se detallaba lo que significaba el número de urracas que vieras. Hay bastantes versiones, pero en general, una urraca significa alegría. Dos, pena. Tres, una boda (o un chico), cuatro, un nacimiento (o una chica), cinco, plata (o riquezas, o risa), seis, oro (o pobreza, o llanto), siete para un secreto que no puede ser contado (o una bruja, o enfermedad), ocho es el cielo (o un deseo, o una muerte), nueve el infierno (o un beso), y diez, felicidad (o el Diablo).
En América, con eso de que todo tiene que ser más grande, las rimas de urracas se adaptaron para cuervos. Y de ahí tomó el nombre el grupo Counting Crows. Lo que se aprendeeeee…
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