La semana pasada uno de mis ocho lectores (sí señoras y señores, vamos subiendo, de hecho vamos despegando cual cohete según mi nuevo y flamante contador, ¡gracias!)… Esto, decía que uno de mis más fieles lectores (porque amables lo sois todos) me pedía que le recomendara algunos libros para estas Navidades, ficción o no ficción. ¡Vaya un aprieto! Esto de recomendar libros tiene sus pegas, porque el que me gusten a mí no quiere decir que vayan a gustarle al recomendado, pero vaya, qué menos puedo hacer… Voy a poner unos poquitos que a mí al menos me gustan, que se dejan leer al amor de la lumbre estas Navidades si quieres olvidarte un poco de la tortura auditiva de los villancicos a todas horas, y que ya de paso va y enseñan cosas. Y sólo uno va a estar relacionado con «estas fechas tan señaladas».

Nadie ha logrado transmitir la sensación única y maravillosa de entender algo, de aprender, como Carl Sagan. Ahora que todo el mundo anda celebrando Pre-San Corte Inglés, y para todos aquellos que quieren olvidarse un poco de eso sin olvidarse de todas las cosas que nos hacen caer la baba (y que tenemos al lado), recomiendo «Un punto azul pálido»: es entretenido, informativo, ameno, fascinante, y, para colmo, bien escrito, con esa sencillez que Sagan conseguía tan bien. Y contiene uno de los párrafos más bonitos que he leído en mucho tiempo:

«Hemos logrado sacar esta foto [desde el espacio profundo] . Si la observas verás un punto. Es esto. Es casa. Es nosotros. Sobre él ha vivido toda persona sobre la que hayas oído hablar, todo humano que haya existido. El conjunto de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, todo cazador y recolector, todo héroe y cobarde, todo creador y destructor de civilizaciones, todo rey y campesino, toda pareja de jóvenes enamorados, todo niño optimista, todo padre y toda madre, todo inventor y explorador, todo maestro de morales, todo político corrupto, toda superestrella, todo líder supremo, todo santo y pecador en la historia de nuestra especie, ha vivido en una mota de polvo, suspendida en un rayo de sol.»

Sniiiif… A mí es que me gusta, ¿qué pacha?

Más: a pesar de lo que mi corresponsal me pidió, voy a recomendar a Dawkins. En concreto, «Destejiendo el arco iris». Sé que muchos tienen miedo de Dawkins porque sus libros son muy densos en contenido, pero este merece la pena. Es más aireadito, muy ameno, y toca muchos más temas de lo normal en él, aunque claro, siempre gravitando en torno a la biología, que es lo suyo (y bien gravitado). Además, el proverbial genio sarcástico de Dawkins viene muy bien para los que estén cansados de tanta cursilada New Age.

Y a ver, para ficción… Me permito el lujo de recomendar «Contra Paraíso» de Manuel Vicent: una delicia para los sentidos. Un librito delicado, tierno sin ser cursi, precioso. Y no sale ni un copito de nieve ni una vendedora de cerillas muriéndose de frío, ni un soldado de plomo fundiéndose ni un avaro siendo visitado por fantasmas. Lo mejor para los que quieren olvidarse de la Navidad.
Y mi otra recomendación sí que tiene que ver con la Navidad, pero es que no la puedo dejar pasar: «Milagro y otras historias de Navidad», de una de mis autoras favoritas, Connie Willis (La factoría de ideas, 2000). No es sólo que esta mujer tenga un sentido del humor de los que hay pocos (y ahora cuelo de rondón la recomendación de leer «Oveja Mansa», de lo mejor de la década), sino que las historias navideñas que hay en este librito, aunque no todas de la misma calidad, hacen un trabajo estupendo satirizando todo el montaje camp de la Navidad y, en un caso (para mí), contando la mejor historia navideña con libros y sobre libros que he leído jamás.

Hale, eso es todo. Por ahora, claro.