Eso decía el bus. Uno de esos autobuses que funcionan con gas natural de aceite de girasol al omega tres, o algo así. La mar de positivo todo. ¡Pero la mar! Lo cual, dicho sea de paso, me parece perfecto, porque era un tubo de escape menos y eso siempre se agradece. Lo que me mosqueó fue el eslogan.
«Ecológico y natural», decía. Nada menos. Con conjunción y todo. Y claro, lo de ecológico tiene un pase porque el término, en fin, está muy de moda y en el candelero, pero también está bastante vacío de significado. Ecológico. Sí señor. El autobús era ecológico, no lo pienso negar. Y también geográfico. Y pelín geológico. Y un tanto metalúrgico, y no poco matemático.
Natural, era también. El caso es que, pese al cariz que parece estar tomando esta entrada, no voy a negarlo tampoco. Es la mar de natural, el autobús. Lo gracioso del caso es que lo es exactamente por razones opuestas a las del eslogan.
A ver, que me explico. Lo que quería decir la leyendita no era que el autobús era «perteneciente o relativo a la ecología y perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas» (gracias, DRAE, te debo una copichuela). Es evidente que el autobús no es sobrenatural, ni innatural, ni siquiera contranatural. Es natural. Lo es porque ocurre, está, acontece, pasa (tarde), se traslada, en fin, autobusea. Lo que pasa es que la leyenda pintada no hacía publicidad de este hecho. La frasecita intentaba decirnos que el autobús a gas es un vehículo, ¿cómo decirlo…? Prístino. Puro. Inocuo. Un trasto de útil delicadeza, que no daña el medio ambiente (es lo que viene queriendo decir «ecológico» de un tiempo a esta parte, como si el mojarse cuando llueve fuera, no sé, meteorológico). Porque es que, verán: lo natural es bueeeno. Lo artificial es maaalo. ¿Se me entiende? Esa era, en suma, la tesis del mensaje autobusero. La naturaleza del autobús no residía en su ontología, pa entendernos, sino en su bondad.
Pese a que me gustan los autobuses a gas, y me parece que son buenos, deseables, y meritorios, no puedo felicitar a su departamento de publicidad por la frase. Si quieren decir que un autobús a gas es bueno, que digan que es bueno. Que no digan que es natural. Porque, vaya, natural lo es tanto como esas otras tantas cosas naturales que ahora mismo no gozan de prestigio por serlo. Porque natural es la penicilina, un boli (hecho por seres de lo más naturales, creado por naturalísimos cerebros), un tequila o unas medias de nylon. La química es sumamente natural, tanto la que posibilita las antedichas medias de nylon como la que subyace en la carcasa plástica de un iPod. Naturales son, también, el caucho de los neumáticos, nuestra amiga la cicuta, los tremendamente naturales (¿y ecológicos?) huracanes y terremotos, las cucarachas, las hemorroides, las bacterias que provocan caries, y la piña colada. Natural lo es todo. O sea, pa entendernos bis: «natural» no es sinónimo de «bueno». Quien cree que sí, como mi amigo el rotulador de autobuses a gas, comete lo que se llama la falacia naturalista. Quedará muy guay y estará muy de moda, pero es igualmente falaz.
Lo malo es que la tontería se extiende, como la muy natural (pero no tan apreciada) mantequilla. El otro día en una farmacia vi no sé qué gel, loción o similar, que presumía en su caja (verde) de tener «glicerina de origen vegetal». Ahí es nada. Porque es evidente que la glicerina (ya saben, el propanotriol de toda la vida, C3H8O3, y ustedes disculpen) debe tener pedigrí. No es lo mismo, dónde va a parar, una dosis de C3H8O3 de origen vegetal (puro, bueno, sano, natural) que una porquería de C3H8O3 de origen, yo qué sé… ¿mineral? Sintético, vaya. Eso quieren decir. Porque sintético=artificial=malo, como todo el mundo sabe. Y átomo por átomo, son átomos mucho más ecológicos y naturales si vienen de una planta verde que de una planta química. El comprador inteligente lo distingue enseguida.
En fin, paro ya, que se me puede empezar a notar el sarcasmo. En suma: que a ver si ponen más autobuses de esos de gas. Porque son buenos. No porque sean naturales, ojo, sino porque dañan menos el medio ambiente.
P.S. No tengo perdón. Con lo divertido que es escribir estas cosas, y me quedo sin hacerlo durante semanas y semanas. No tengo perdón.
Pues no, no lo tienes.
Para qué engañarnos.
Eso.
Eso me ha sonado como lo que cuenta Joel Spolsky. Resulta que a Joel le ha llegado un mensaje con este bonito párrafo:
«Our team is conducting a benchmarking effort to gather an outside-in view on development performance metrics and best practice approaches to issues of process and organization from companies involved in a variety of software development (and systems integration).»
Ya ves, eso de ecológico y natural es al menos breve.
… pasa (tarde) …
sólo por detallitos como ése deberías hacer esto si no a diario, sí al menos con más frecuencia. Habemos tristes personajes cuyo ánimo mejora al leer tus historietas, así que ya lo sabes: si no te apetece hacerlo por tí, hazlo por la felicidad de la humanidad. Quizá hasta logres acabar con la malvada y antinatural industria farmacéutica que fabrica Prozac…
Excelente entrada. En realidad, sería divertido que el eslogan de esos autobuses fuera «PRÍSTINO», así, con mayúsculas.
Na, no cuela. Todos sabemos que la naturaleza es sabia, justa y ecúanime, y manda huracanes y mantarayas para castigar a quien se lo merece. Por el contario, todos somos víctimas de artificiales constructos tales como el vademécum al completo, los condones de sabores o el agua corriente.
Ironías aparte, es curioso hasta qué punto ha permeado en la sociedad la dicotomía natural/bueno vs artificial/malo, y cómo la gente se empeña en sacar valores éticos del mundo natural, como en tiempos lo hicieron Esopo o Plinio.
Ya deberían estar inventando respiradores naturales (no se, con un pez globo?) para que la gente esa que a la que se le da por estar la borde de la muerte (cosa natural si las hay) no tenga que depender de respiradores artificiales, con lo antiecológicos que son.
Pierden ustedes el tiempo intentando poner orden en las mentes de los alienados mortales que están sometidos a las leyes del marketing. Y lo pierden por la sencilla razón de que ya están en esas mentes la teoría del «buenismo» y la de lo «políticamente correcto».
Ahora bien, su ironía, «señá» Daurmith es siempre reconfortante y bien venida. No tarde en volver a escribir.
Daurmith es muy natural
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Genial me encanto me rei madrales, diria…hmm profundo maestro.
mfj4iti5iy6iiktfgki6jyjg
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esta aburrido la pura neta quitenlo se los recomiendo porqe nosotros buscamos cosas iportantes no mensadas
q aburrido!!!! xD
ni lo lei me dio flojera la neta…
no me interesa pork esta aburido bn bye
aburrido!!
no, no lo tienes estas bn menzo!! bye
ARRIBA MEXICO
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