Es la única efeméride, el único «día de» que me permito: hoy, 12 de febrero, me cojo unos cabreos tremendos, para gran diversión de quienes asisten a ellos, porque considero que este día tenía que ser festivo internacional menos para todos los museos, bibliotecas y universidades del planeta, que deberían abrir sus puertas y dedicar el día a gozar y hacer gozar con la explicación y difusión de una teoría tan elegante como sobrecogedoramente iluminadora.
Sí, claro, exagero. Exagero, ojo, con lo del festivo y lo de abrir los museos y tal, pero no con el impacto que ha tenido la teoría de la evolución de las especies que Darwin formuló y que hoy día ha sido refinada y renombrada como Teoría Sintética de la Evolución, que cambia detalles y aporta nueva información pero que mantiene las líneas generales que definió el naturalista inglés que volvió tras su periplo cargado de especímenes y con el germen de una idea que cambiaría para siempre nuestra concepción del mundo.
Y aunque es verdad que sigue existiendo un rechazo muy sorprendente y peligroso en gran parte del mundo a algo que no es más que una descripción de cómo es el mundo en realidad, en vez de cómo quieren algunos que sea, hoy voy a centrarme en algo mejor.
Darwin pasó su cumpleaños, tal día como hoy, mareado, procrastinando y de mal humor a bordo del Beagle. Lo sé porque sigo a @DarwinViaje, la cuenta de twitter que nos narra de nuevo las peripecias del joven Darwin en su histórico periplo, y sus entradas de hoy hablan de su mareo y de los especímenes sin clasificar que le miran con reproche, y veo más cercano que nunca el carácter, el trabajo, y los procesos mentales del amigo Charles, gracias a Twitter.
Hoy, domingo, Escéptica, que publica de lunes a viernes, ha publicado una entrada extra para honrar el trabajo de Darwin y de los que vinieron después. Mañana, y pasado también seguramente, museos de ciencia de toda España y del mundo dedicarán parte de sus actividades a explicar cómo algo tan obvio, tan visible, como que las especies están relacionadas entre sí, se explica por las ideas sencillas y poderosas de la mutación (aleatoria) y la selección natural (no aleatoria). Hoy, y mañana, y pasado, y todos los días que sigamos haciendo esfuerzos divulgativos, habrá algún alumno o alguna alumna que de repente diga «Hala», así bajito, cuando la belleza de la idea le deslumbre y se dé cuenta del poder de la teoría para explicar la biodiversidad, y quiera saber más, y ponga «Darwin» en Google. Y esto valdrá la pena todo el esfuerzo hecho, toda la tinta vertida, y todas las discusiones con toda esa gente que se niega a aceptar la realidad tal como es y con la que todos los que gozamos con la ciencia nos hemos visto las caras, en maor o menor grado, alguna vez.
Así que cada doce de febrero me repito cual ajo diciendo que Darwin mola, que la teoría de la evolución mola y debería conocerse mejor, y que la idea que nos dio este inglés de mirada triste nos ha descubierto un mundo mucho más interesante, fascinante y evocador que cualquier otra idea que existiera previamente. Por si acaso alguien me está leyendo, y dice, bajito, «Hala», y pone «Darwin» en Google.
Addendum (toma ya): Por chinchar, os pongo enlaces a las entradas que he dedicado, en esta vuestra Biblioteca y en más sitios, al día de Darwin en alguna de sus encarnaciones.
[{Feliz Día de Darwin http://daurmith.blogalia.com/historias/37403}]: el artículo que escribí para la revista «Debats».
[{El error de Thomas Bell http://digital.el-esceptico.org/leer.php?id=2663&autor=573&tema=50}]: algún día lo pondré también en el blog. Fue un artículo para el Día de Darwin que salió publicado en El Escéptico Digital, el boletín de ARP-SAPC.
[{El día que tendría que ser festivo (serial editing) http://daurmith.blogalia.com/historias/65925}]: ya se me notaba la obsesión, ya….
[{Efeméride darwiniana http://daurmith.blogalia.com/historias/71286}]: ehm, este mismo. Véase arriba.
Tu esfuerzo ha merecido la pena: hace más de cinco años, cuando empecé a seguirte (a ti, a Paleofreak, a Akin, y a tantos otros blogalitas), fue cuando realmente comprendí la maravilla de la teoría de la evolución. Me fascinó completamente, aprendí de verdad sus implicaciones y me pertreché de argumentos para poder defenderla ante otros. Gracias por todo, dama Daurmith 🙂
Eso que has dicho es a la vez precioso, esperanzador, y tremendamente halagador. Gracias a ti, Crystal 🙂
Y luego te preguntas, de vez en cuando, si esto de los blogs sigue valiendo para algo…
Ya que estamos en este plan, este blog también fue de los primeros que descubrí cuando leí acerca de los blogs, en en barrapunto de hace muchos años, cuando escribías sobre tu vida en Corvallis, y de Connie Willis. Y además de descubrir a esta autora, también he aprendido sobre el legado de Darwin.
No pares, sigue, sigue…
No pienso parar. Sois los mejores. Gracias.