Las recientes adaptaciones de Sherlock Holmes, en forma de frenéticas películas sin más ambición que la diversión y excelentes reinterpretaciones contemporáneas que se convierten en un festín de referencias cruzadas, son para una fan de Holmes como yo una fuente de entretenimiento, ya que no siempre de placer. Y me apresuro a decir que tanto las pelis de Ritchie como la adaptación de Moffat y Gatiss me encantan.
Las películas me caen bien, porque no me amarga la vida el hecho de que el Holmes de Robert Downey Jr. sea más bien un Batman maníaco y victoriano antes que un Holmes; son aventuras steampunk que toman de las historias originales algunas frases memorables y el andamio de la trama, y luego echan a correr por los caminos opuestos a la lógica. Pero eso está bien: son películas entretenidas que no pretenden más que entretener y que en el camino han dado con algunos hallazgos narrativos que me gustan mucho. Prefiero, la verdad, este tipo de happy meal de adrenalina a las deconstrucciones psicológico-sesudas de otras adaptaciones que buscan y rebuscan en la psique de un personaje de ficción para encajarlo a la fuerza en estándares hollywoodienses. Yo me entiendo.
De la adaptación de Moffat y Gatiss no digo nada, porque babeo. Aunque para mí van primero, siempre y sobre todo, las historias originales, me quito el sombrero ante la habilidad con que los creadores de Sherlock han tirado de aquí y empujado de allá, quitando y poniendo, resaltando y atenuando, hasta conseguir historias de Holmes perfectamente originales que son incluso menos fieles a los relatos de Doyle que las películas de Ritchie, pero que no lo parecen.
Pero una cosa que me gusta especialmente de esta nueva hornada holmesiana no es necesariamente nueva. Ya la inició la que sigue siendo para mí la mejor adaptación de las historias de Holmes, en cuanto que adaptación, y que fue la que hizo Granada TV, con el incomparable Jeremy Brett y el heroico David Burke. Y digo heroico porque Burke luchó contra el topicazo más injusto del canon holmesiano y venció. Y no me refiero a la gorrita de cazador de ciervos ni a la meerschaum, sino a la idea, culpa de Hollywood y de Nigel Bruce, de que Watson es tonto.
Watson no es tonto. Nunca lo fue. Es un hombre normal en compañía de un genio que nos haría tontos a todos. Watson no es tonto, ni viejo, ni bajito, ni gordito, ni glotón, ni el contrapunto cómico de Holmes. Watson es leal, bondadoso, generoso, valiente, y el complemento humano de Holmes. Burke fue el primero que lo desencasilló, en una interpretación canónica y entrañable, pero desde entonces el mensaje ha calado: Watson ha resurgido como lo que debe ser: un médico militar valiente, no tan brillante como Holmes (¿pero quién lo es?), y lo bastante seductor como para haberse casado por lo menos dos veces.
La versión de las películas, interpretada con humor y aplomo por Jude Law, está tan ciclada que se hace difícil pensar cómo es que el ejército británico dejó marchar a semejante Terminator (claramente su herida no le impide zurrar a un número apocalíptico de malos), pero tiene toda la apostura de los grabados de Paget, y un sombrero fenomenal de propina. El Watson contemporáneo de Martin Freeman tiene una frialdad ajena al original, a pesar de los jerseys tricotados y la sonrisa fácil, una dureza más moderna y una inteligencia que se manifiesta en sarcasmo a las primeras de cambio, mientras que el Watson original se veía más circunscrito por los modales victorianos y su descontento por la falta de empatía de su amigo tenía salidas algo menos directas.
Pero con sus diferencias, Watson ha resurgido de su injusto papel de tonto y ha vuelto a ser lo que era en el original: el «amigo y colega» de Sherlock Holmes, tal como lo presentaba el detective. Ni su comparsa, ni su tonto útil. Y me alegro mucho.
Me gusta mucho más el trabajo de los guionistas de la serie que de las pelis. Incluso con todos los cambios… pero Jude Law está que se sale. Y Benedict también.Y Mycroft, los dos Mycroft. Pero hay que verlas en versión original ¡y buscar la música!
Ostras, sí, la música. Ciertamente los guiones de la serie son mejores que los de las pelis, que tienen unos agujeros por los que pasaría un dirigible. Pero cada cosa a lo que va.
Buen post. A mí como amante de la serie de Brett, también me ha gustado la serie actual (más las tramas y guiones que quizás Mycroft o Moriarty). Una vuelta de tuerca fresca y distinta a unas historias que ya llevan muchas versiones.
En cuanto a las pelis sólo he visto la 1ª y me gustó, pero efectivamente como entretenimiento y poco más.
¿Y el Watson de \»Estudio en Esmeralda\»? Retorcido por el dolor y por el miedo a lo que vió en Afganistán.
¡Estupenda la serie de Moffat y Gatiss! Hace unos días vi el último episodio de la segunda temporada. ¡Genial! Pero el mejor, en mi opinión, sigue siendo el de Irene Adler. ¡Tero más!
No sé por qué, leyendo el post me ha venido también a la memoria la serie de dibujos animados: \»¡Ja-je-ji-jo-ju! ¡Te cogeré, Holmes!\». Tremenda… Y cómo nadaban en el aire los personajes para atravesar los precipicios… Impagable.
Holmes ha sido adaptado a todos los estilos, o casi todos, y la gracia del personaje es que siempre es Holmes aunque no se parezca en nada. Hasta el de Estudio en Esmeralda (¡qué gran historia!), que se sale aún más de lo habitual del canon, y eso ya es mucho decir. Pero anda que no funciona bien…
mi camino ha sido el inverso al vuestro. siempre he disfrutado con mi querido Holmes de papel, y me han divertido las propuestas cinematograficas pero di saltitos de gozo cuando vi la miniserie Sherlock, por fin algo decente e inteligente. estab encantado hasta que…descubri por casualidad convaleciente por gripe para mas señas a Jeremy Brett. en los tres días que pase en came me trague los treinte y pico capitulos de sus Aventuras, Memoris y retorno de S.H, no podia parar de verlo, siempre decia uno más. como un niño ante una caja de bombones.
Pues no sabes lo que me alegro de lo que me dices, porque a veces lo último eclipsa a lo anterior. Es bueno saber que cuando una serie es buena de verdad, siempre hay quienes lo notan. 🙂
Yo también he recurrido a la magnífica serie de Brett para sobrellevar en la medida de lo posible la larga espera hasta la tercera temporada de Sherlock. Bueno, eso y la miniserie de Jekyll con James Nesbitt, también de Moffat, que de momento me está gustando bastante.
Pedazo de capítulo el de A Scandal in Belgravia… Todavía tengo grabados los ojazos de Lara Pulver con esos desgarradores acordes de violín de fondo.
Buenísimo, va link en mi próximo Lo mejor de la quincena. Saludos!
HOLA, QUERÍA RESPONDER A FERMÍN YA QUE CUANDO HE LEÍDO SU COMENTARIO ME HA HECHO ESBOZAR UNA SONRISA, Y SENTIR ALEGRIA AL SABER QUE EL SEÑOR JEREMY BRETT PRODUCE ESA SENSACIÓN EN LAS PERSONAS QUE DESCUBREN ESTA MAGNÍFICA SERIE QUE PARA MI SIEMPRE SERÁ LA MEJOR E IRREPETIBLE. TODO EN ESTA SERIE ES TAN ESPECIAL Y EL HECHO ES QUE CADA VEZ QUE VEO ALGÚN CAPÍTULO LO VALORO MÁS.SOBRE TODO EN LOS SEIS NAPOLEONES,CUANDO BRETT MUESTRA A HOLMES EMOCIONADO CON LAS PALABRAS DE LESTRADE.FABULOSO.