*Da una palmada. Se frota las manos.*
Bien. Veamos. Así está el percal, esto es lo que pretendo:
Tres entradas a la semana. No menos. Quizá más (si la musa llama, se le abre. Si llama la cancamusa, también). Cortas, largas, medianas, buenas, malas, sosas, interesantes, como salgan. Al menos una de ellas de ficción. Apoyo gráfico opcional por motivos de que puedo estar viajando y no tener paciencia para hacer jeribeques de maquetación en la, ay, tan obsoleta interfaz de Blogalia.
Vosotros tenéis cualquiera de estas opciones, o varias, o todas, o ninguna:
Pasar olímpicamente, criticar para bien, criticar para mal, no criticar pero sonreir así de ladico, lanzarme retos en Twitter, contarlo a vuestras amistades, prevenir a vuestras amistades para que huyan mucho de este blog, ir a tomaros un café/té/bebida al gusto con alguien, o sorprenderme con algo que la gente no suela hacer y que sea preferiblemente a) legal y b) amable.
*Mira lo escrito. Asiente una vez, con firmeza. Se va. Tropieza con la jamba de la puerta al salir.*
Por fin!
¡BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN! 😀
Y expresada mi alegría, añadiré que tres entradas por semana es un ritmo que yo creo que no podría mantener XD
¡A ver si ahora no nos va a dar tiempo a leer todo lo que escribas! 😛
¡Muy bien! me da un poco de miedo que el compromiso sea muy estricto y te canse pronto pero espero que no,espero ansiosamente la primera historia.
No he dicho lo largas o elaboradas que pueden estar las entradas. Repasando el blog, el 80% de lo que escribía era breve o brevísimo. Eso quita mucha ansiedad 😉