Esto de la ciencia es maravilloso. O sea, un puntazo. Lo que yo te diga. De vez en cuando te enteras de unos descubrimientos que anda y déjalos ir. Jo, qué cosas se aprenden. De verdad que me abruman.

Sin ir más lejos, hoy en El País: un grupo de investigadores ha descubierto, oh cielos, no quepo en mí del asombro, que la selectividad te pone malo porque produce stressssss. Ay madre. Y yo con estos pelos. De verdad que me da un pasmo. Dos pasmos.

Bueno, vale, seamos justos: lo que ha hecho este estudio es aportar evidencias de que el stress asociado al examen de selectivo disminuye la respuesta inmune y hace que los pobres estudiantes sean más susceptibles a males varios, desde dolor de tripa y de cabeza a herpes labial. No será precisamente un nuevo paradigma, pero siempre viene bien tener más datos al respecto. No veo que haya un control negativo en el estudio, pero como no tengo el artículo original, sino sólo la nota aparecida en El País, asumiré que el estudio es correcto y no me quejaré. Mucho.

Pero, eso sí, tomen nota de la frase que cierra el artículo: «Ahora los estudiantes tienen un apoyo científica [sic] para oponerse a la discutida prueba de la selectividad». Hale, con un par. Como si este estudio fuera para eso. Y sobre todo como si les hiciera falta un «apoyo científica». Ya sé, ya sé: era una broma. No me ha hecho gracia. Paciencia.

Esto me recuerda a cuando unos sociólogos estadounidenses inventaron el pueblo. Ays. Tantas preguntas, tan pocas becas…