Por razones que no vienen al caso, he vuelto a Corvallis tres mesecillos. Sí, a Corvallis, lugar de tantas y tantas aventuras, protagonista de tantas entradas de blog, culpable de tantos ataques líricos y descripciones costumbristas. Al Corvallis soñoliento del verano, embalsamado en verdes, y a la violencia pictórica del otoño. Por fortuna, me habré ido antes de los días empapados y tristones del invierno.
Casualidades de la vida; me alojo temporalmente en casa de la familia que acabó adoptando a la famosa Flaca, a la que conocí cuando estaba un poco [{de vuelta de todo http://daurmith.blogalia.com/historias/10502}] y con la que intimé un poco más a través de [{un poco de crimen compartido http://daurmith.blogalia.com/historias/11865}]. En esa casa fue renombrada Krishna, se encontró compartiendo casa con un gatazo negro y cachazudo llamado Sid, y engordó gracias a la vida fácil de la que disfrutan [{los gatos de Corvallis http://daurmith.blogalia.com/historias/5344}]. Un buen final para un culebrón felino.
Flaca -me váis a perdonar, pero se llama Flaca; al fin y al cabo es un nombre que durante mucho tiempo la definió mucho más que Krishna- desapareció las Navidades pasadas. Me contaban sus ex-dueños que le gustaba salir por ahí de juerga durante un par de días, pero que siempre acababa volviendo.
Esta vez no volvió. Llevada no sé si por el mismo deseo de aventuras que la llevó un día hasta mi puerta, o por hartazgo de la vida sedentaria, o por algún cruce de cables explicable sólo por psiquiatras gatunos, Flaca volvió grupas a su casa temporal y desapareció en las calles de Corvallis, para vivir no sé qué vida, si larga o corta, amable o brutal, anodina o extraordinaria. Sus dueños esperan, ya vagamente, que algún día vuelva, pero yo no lo creo. Tampoco creo que su historia haya tenido un final feliz, aunque siempre cabe la posibilidad de que alguien hiciera lo que yo, la semiadoptara, y luego la adoptara del todo.
El fantasma de Flaca, de su presencia gris y algo desconcertante, ronda entre los macizos de flores algo pochas del verano y asoma sus ojos verdidorados por detrás de las esquinas. Es el único gato de Corvallis que se atrevió a dejar la poltrona y a ver mundo.
Bien por ella.
Como diría Muerte…
«LOS GATOS SON ASÍ»
Pásalo bien y vuelve pronto al calor del Imperio.
Caray, Daurmith, Corvallis le sienta bien a tu faceta escritora…
Sí, es que en algo hay que entretenerse…
Saludos, desde el Salón de Tenerife; ya me ha había contado Luis que estabas de vuelta en el corazón del Imperio
Dios mio, ha vuelto. Mira rubio, yo no se donde esta el cementerio, te lo juro, yo no fui quien te traiciono. No rubio no, ¿que haces con esa soga? Rubioooooo
un gato es lo mas maravilloso k hay en la tierra y los perro jaja valen hongos muerden a casi todas las personas ojala k los lo perrros mueran
un gato es lo mas maravilloso k hay en la tierra y los perro jaja valen hongos muerden a casi todas las personas ojala k los lo perrros mueran