Es el título de un CD doble que ha salido a la venta. La caja, decorada con la ya sempiterna bandera de las barras y estrellas, contiene 30 canciones patrióticas. Por alguna razón, semejante tontería me ha deprimido enormemente. Claro que viene como la guinda en un pastel que incluye horrorosos dólares de plata ¡policromados!, ofertas especiales en banderitas para el coche, anuncios emocionantes de marcas de coches con lemas como «America stands» con música de Yanni y puestas de sol, y un sarpullido muy denso de anuncios para unirse al ejército (con plano incluído de la niñita diciendo «You keep me safe» y el noble Nativo Americano mirando a la cámara con mirada sabia y cansada, pero agradecida).
El caso es que no les celo el sentimiento patriótico, que lo disfruten, pero todo esto ya empieza a parecerse demasiado a un sermón de la montaña cualquiera y me da cierto repelús. Las bolsas del supermercado incluyen la bandera y la leyenda «Proud to be American!» (en serio; tengo unas cuantas aquí por si alguien no me cree). Y caray, sino me desahogo aquí, a ver dónde…
Ayyyys…
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