Me ha pasado un amigo (gracias, resalao, ya te lo pagaré un día de estos, pero a la siciliana) un artículo, digamos… pelín incorrecto. Y lo digo hoy porque si lo digo el 28 de diciembre se aplica la ley de Poe y nadie se cree que alguien pueda escribir todo esto sin tener, al menos, cierto cachondeo latente. Y también porque me ha costado algunos días reunir las ganas de enfrentarme al artículo en cuestión. No por nada, sino porque el autor tiene un serio cacao mental. ¿Lo vemos? Veámoslo.
El artículo se llama «Darwin cumple 200 años», y es probablemente la afirmación menos discutible que contiene. Empieza de aquesta guisa:
El siglo XX se puede entender, en el mundo occidental, como el intento
persistente de cuatro cosmovisiones laicas por llenar el enorme vacío
de la muerte de Dios.
Usted mismo. Otros lo ven de otras maneras, supongo. Pero acto seguido don José Ramón Ayllón, padre de la criatura, nos enumera las cuatro «cosmovisiones laicas»:
el positivismo, el marxismo, el psicoanálisis y el evolucionismo, todos ellos con pretensión de totalidad, de presentar un cuadro completo del hombre en el mundo.
Los otros tres no sé. Pero uno de ellos, al menos, no es una cosmovisión. Es una teoría científica. Y no tiene pretensión alguna de totalidad, ni de «presentar un cuadro completo del hombre en el mundo». Y el señor Ayllón lo llamará «evolucionismo» si le parece, pero aquí lo llamaremos «teoría de la evolución», que es más correcto. En todo caso, la teoría de la evolución no quiere presentar un cuadro completo del hombre en el mundo, sino ofrecer un posible mecanismo para explicar la biodiversidad de nuestro planeta. Que no es la misma cosa.
Sigue don José Ramón:
En 2009 se cumplen 200 años del nacimiento de Darwin y 150 de la
publicación del libro que pone en marcha la cosmovisión evolucionista:
El origen de las especies mediante la selección natural.
Nada que objetar a las cifras, mucho que objetar a que la aparición de On the Origin of Species ponga en marcha cosmovisión alguna. O al menos no voluntariamente. Las implicaciones de la publicación de Darwin sí pueden entenderse como una incursión en la cosmovisión del hombre, o como quieran llamarlo, pero no como el autor del artículo parece querer dar a entender. La idea de Darwin no era, al escribir su libro, poner en marcha una nueva cosmovisión; era, sencillamente, explicar largos años de reflexiones en forma de una teoría científica muy bien razonada y documentada.
Esto era sólo el resumen inicial, y ya augura poco bueno. Ahora entramos en el artículo tal cual.
1. Darwin y la selección natural.
La ciencia avanza cuando un amplio conjunto de hechos puede ser reducido a leyes integradoras.
Vale.
Lo propio de la Biología es encontrar principios que den razón de la
pluralidad aparentemente heterogénea de los organismos vivientes.
Vale. Más o menos. La «pluralidad aparentemente heterogénea» suena un poco raro, pero vaya.
Desde Darwin, la teoría de la evolución representa el más persistente intento de explicación de esa pluralidad.
Aquí ya empieza a notarse cierto uso selectivo de los adjetivos. «Persistente» no es la mejor descripción de la teoría de la evolución; es correcta, pero incompleta. Adjetivos más adecuados serían «acertado» o «ajustado» o «exitoso», todos los cuales implican también su persistencia. El hecho de que se describa como «persistente» sin entrar a valorar su éxito es un poco equívoco. Quiero pensar que sin mala intención por parte del señor Ayllón.
Sigue luego el artículo esbozando muy superficialmente el concepto Lamarckiano de herencia de los caracteres adquiridos. Quien esté interesado puede darse un paseo por la página que El Rincón del Vago dedica al asunto, pero no es crucial para lo que nos ocupa. Sigue luego el artículo explicando que Darwin mezcló el Lamarckismo con las ideas de Malthus y ¡fumba!, le salió su teoría. Así, según el artículo:
Darwin vió que en todos los seres vivos se da una lucha por la vida, y
supuso que la supervivencia del más fuerte daba lugar a una selección
natural que conservaba y transmitía las variaciones favorables,
produciendo especies cada vez mejor adaptadas al medio ambiente. Darwin
afirmó, en concreto, que todos los seres vivos descienden de unos pocos
antepasados comunes, y que la selección natural es el motor de los
prodigiosos cambios que nos llevan desde la bacteria microscópica a la
especie capaz de componer la música de Mozart.
Como resumen, los hay mejores. Y peores, imagino, pero aquí la cosa es que el autor del artículo cae en el error más gordo en el que se cae cuando se habla de Darwin, y es el uso de la expresión «supervivencia del más fuerte». Ni siquiera en sus inicios la teoría de la evolución tenía ese tono tan, bueno, Spenceriano. La frase fue usada por Darwin metafóricamente, como otra manera de referirse a la selección natural (que no implica la supervivencia del más fuerte como tal, sino la reproducción diferencial de los genotipos, frase bastante más correcta de la Teoría Sintética de la Evolución, pero no nos perdamos en tecnicismos). Nada hay de malo en utilizar la frase, si se conoce el contexto y se aplica como se debe aplicar. Pero este no es el caso del autor del artículo. Véase, si no, en la siguiente frase:
El primer problema de esta hipótesis es que jamás hemos observado un
salto de especie, y la ciencia necesita que las demostraciones
confirmen las suposiciones.
Pues no. Argh. Hay tantos errores en tan pocas palabras que no sé por dónde empezar. Lo de que «jamás hemos observado un salto de especie» es ya muy delator: es una frase troquelada, propia de todo creacionista que en el mundo ha sido, y denota una ignorancia supina de:
· El concepto de especie,
· el concepto de observación,
· qué quiere decir «salto», y
· qué quiere decir «jamás».
Vamos, que lo único que se salva es el artículo y la preposición. A ver cómo lo explico brevemente sin trivializar demasiado.
Las especies no son compartimentos estancos; son poblaciones de individuos que pueden cruzarse entre sí y producir descendencia fértil, y eso no es inamovible. El que nosotros consideremos dos bichos como especies diferentes y les demos nombres diferentes no quiere decir que esos dos bichos no tengan, o hayan tenido (evolutivamente hablando) relación alguna. El fenómeno de especiación puede darse de muchas maneras; la más conocida y probablemente la más frecuente es el aislamiento reproductivo: parte de una especie queda aislada del resto, y a lo largo de las generaciones va evolucionando de manera que si, al cabo del tiempo, las dos poblaciones se vuelven a juntar, ya no pueden reproducirse entre sí. Esto se ha observado en poblaciones de mosca de la fruta, mosquitos, y sapos. Y más que me dejaré. «Saltos» de especie se observan, o se infieren, todo el rato, tanto mirando el ADN como al bicho o planta en cue
stión, y muchas veces hasta los fósiles.
De paso, y en un aparte: quien haya reflexionado un poco sobre otro querido eslógan creacionista, el de las «especies intermedias», se dará cuenta de que si entre la especie A y la especie B hay un «hueco», y entonces se encuentran evidencias de una especie, A1, de transición entre A y B que llenaría el temido hueco… esa aparición genera inmediatamente dos «huecos» más, a izquierda y derecha de A1, y así ad infinitum. De modo que no me vengan con huecos, que ese problema ya se discute bastante en las paradojas de Zenón.
¿Y lo de que la ciencia necesita que «las demostraciones confirmen las suposiciones»? Correcto, sí. Es una expresión bastante torpe del método científico, que busca siempre que los resultados experimentales corroboren o refuten la hipótesis de trabajo. El problema es que el autor de este… texto… implica en esa frase que la única manera de «confirmar» esas «suposiciones» es observar, en tiempo real, para la percepción humana, un «cambio de especie». Que me explique cómo se observa eso según él. Según yo, la especiación está la mar de observada. Se observa de manera indirecta, pero tremendamente eficaz, gracias a estudios de paleontología, biología molecular, bioquímica, fisiología, anatomía, taxonomía, física, y hasta matemáticas. Quizá la corroboración sea un poco más sutil de lo que don José Ramón espera, pero nadie dijo que la ciencia fuera obvia; sí se le exige que tenga un grado comprobable de certeza, independientemente de las expectativas del experimentador. Y las expectativas de don José Ramón son bastante impermeables, por lo que se ve, a la realidad.
Esto ha sido sólo una frase del primer apartado, y ya da una idea del nivel de entendimiento que el autor tiene de la teoría de la evolución. Acto seguido, pasa a demostrar claramente su ignorancia, (confirmando con ello, de paso, mi suposición):
Además, la selección natural no introduce novedades, pues opera sobre lo que previamente ha sufrido una mutación.
Esta frase y la anterior son dos lugares comunes de la retórica creacionista, que se suelen soltar seguidas y sin respirar con la esperanza de dejar clavado en el sitio al malvado evolucionista (que no sé quién es).
Pero para eso es necesario saber de qué se habla. ¿Introducir novedades? ¿Operar sobre lo que ha sufrido una mutación? ¿Sabe el autor lo que es una mutación y cómo se generan, y los tipos que hay? Su rápido paso por esta frase, en la que no se detiene y que no se molesta en detallar, delata que no, que se limita a repetir alguna consigna oída a alguien, sin entenderla. Porque, veamos: ¿la selección natural opera sobre lo que previamente ha sufrido una mutación? Pues sí, aunque no sólo hace eso. Pero es que la mutación es, lo dice la palabra, una novedad, un cambio, una variación respecto a lo que existía. Y se olvida también el autor del artículo de la influencia del entorno. Y de los polimorfismos, que son, también, mutaciones. Y de la competencia intraespecífica, muy importante para todo esto. Y de muchas cosas.
En realidad no, no se olvida; es que nunca supo que tales cosas existían. Para poder criticar, como él pretende, la teoría de la evolución, un requisito mínimo e indispensable es conocerla. Y José Ramón Ayllón, sencillamente, no la conoce. Ya se sabe lo que se dice del atrevimiento y la ignorancia.
En este punto yo lo dejo, de momento, porque ya he vadeado lo bastante en este lodazal de ignorancia voluntaria. Me gustaría lanzar un pequeño desafío a otros blogs amigos que se interesen por estos temas para que echen un vistazo al resto del artículo y vean si les inspira para comentar algo. Os dejo el siguiente párrafo como muestra, y si el Paleofreak o BioMaxi no dicen nada, habré de suponer que están de vacaciones, o muertos:
Darwin expuso sus teorías en El origen de las especies (1859) y en La
descendencia del hombre (1871). Aunque Mendel había descubierto las
leyes de la transmisión hereditaria en 1865, el mundo no conoció esa
revolución científica hasta 1900. Por ese retraso, Darwin murió sin
sospechar que los caracteres adquiridos no se incorporan al patrimonio
genético y, por tanto, no se transmiten por herencia. Aquí radica el
tercer punto débil del darwinismo. Sin embargo, un buen ejemplo puede
hacer creíble cualquier error, y perpetuarlo indefinidamente entre el
gran público. En el ejemplo evolucionista más clásico se afirma que la
jirafa tiene el cuello tan largo porque prosperaron solamente las que
pudieron alcanzar el alimento de las ramas altas. El inconveniente de
esta explicación es que no han aparecido restos fósiles de jirafas en
vías de desarrollo, puesto que son iguales desde su aparición, hace dos
millones de años. Además, las crías de jirafa se hacen grandes
alimentándose de las hojas bajas, y las hembras, que miden un metro
menos que los machos, tampoco tienen problemas de comida y de
supervivencia.
Hale, ahí queda eso. Dejo como ejercicio al lector lego pero interesado encontrar las falacias del resto del artículo. Haylas, y muchas. Quizá vuelva sobre él, otro rato que me sienta masoca.
Ya dije, hace tiempo, que vendrían. Bueno, pues ya están aquí. Feliz año de Darwin, colegas: ahí los tenéis, bailadlos.
¿No era Hans Küng quien decía que la ciencia no se puede separar del espíritu de los tiempos y que por tanto también es, si no una cosmovisión, al menos la plasmación de una (el positivismo, supongo)? Eso no la hace ni de más ni de menos. Es más, el darwinismo se pasó a las ciencias sociales, a la economía y demás. Llamarlo cosmovisión no lo hace ni de más ni de menos, ni lo hace menos científico.
Por cierto, el enlace al artículo creo que está mal.
Huy, tienes razón, JJ, el enlace está mal, esta tarde lo arreglo. De lo otro, ciertamente, ser o no cosmovisión no la hace menos científica. Ni más. Pero le otorga atributos que ni tiene ni pretende. El artículo habla de la teoría de la evolución, no de las (para mí nefastas) visiones «darwinistas» de la economía o las ciencias sociales.
La ciencia como cosmovisión es una cosa. La teoría de la evolución como cosmología, otra. Se puede usar como parte de una, pero por sí sola no basta.
Quería decir «cosmovisión», no cosmología, perdón.
Oiga usted, oiga usted, que yo estoy [{de vuelta del señor Ayllón http://paleofreak.blogalia.com/historias/60588}] ;o)
Lo que pasa es que no me curré tanto la respuesta.
Pues yo paso. No hay mejor desprecio que no hacer aprecio, dicen. Vamos, que estoy ya muy cansadito de esta gente, que no es que vengan ahora, sino que han estado aquí siempre. Son lo que en este país se viene entendiendo por filósofos de la ciencia. Así nos va.
Sobre el evolucionismo como cosmovisión, pues puede que sí exista. Sustentándose en la teoría de la evolución uno puede hacer muchas cosas, como por ejemplo no creerse los mitos creacionistas y abandonar ciertas cosmovisiones religiosas. Vamos, que como cosmovisión viene a ser cómo se organiza uno mismo su propia idea del mundo, pues eso, igual sí que existe eso de la cosmovisión evolucionista, pero si es lo que yo creo, yo preferiría llamarla científica a secas.
Ni el psicoanálisis ni el positivismo ni la teoriá de la evolución pueden consiterarse, en rigor, cosmovisiones. Son teorías científicas que afectan e implican, con mayor o menor intensidad (el positivismo con más, el psicoanálisis con menos) a la teoría del conocimiento. En la teoría de Darwin, por el contrario, no hay el menor atisbo metafísico, ni para bien ni para mal. Es una teoría, plagada de errores pero sustancialmente correcta, que se mueve en el puro plano «físico» de la realidad empírica, y nada dice, ni para bien ni para mal, ni de epistemología ni de Dios. El marxismo, fundamentalmente en el materialismo dialéctico, sí es pura metafísica (mala metafísica). El materialismo histórico, aunque tenga contenidos religiosos en el fin de la dialéctica y el acceso al paraiso, en su dimensión crítica es otra cosa, y bastante más seria.
Luis, ni el positivismo ni el psicoanálisis son teorías científicas. El positivismo es una corriente filosófica y el psicoanálisis es una disciplina pseudocientífica.
La teoría de la evolución sí es una teoría científica. Pero la teoría de la evolución actual no es la de Darwin aunque esté basada en ella.
Vaya, paleo…, no imaginaba que hubiera que matizar tanto! Estoy de acuerdo en el fracaso de la pretensión científica del psicoanálisis, pero no dejó de ser una teoría, no muy elaborada, con pretensiones cientificistas. En cuanto al posityivismo es, desde luego una corriente epistemològica que propone una teoría del conocimiento. Puesto que presenta su pretensión como una teoría científica, en la que niega todo conocimiento que no sea el que se ocupa del enlace legal-causal de los hechos, salvo la lògica y la matemática pura, es una teoría «científica» del conocimiento. Otra cosa es el parcial fracaso de tal «cientificismo» y el eterno retorno de la metafìsica.
Tampoco es que aporte mucho al debate si discutimos sobre este punto, pero quizás es curioso ver que efectivamente, desde la filosofía, el darwinismo se considera una visión del mundo.
Lo que no quita que el artículo al que te refieres esté muy equivocado en otros aspectos, claro.
El Darwinismo en la filosofía resulta un aunto tan confuso, y tanta gente ha dicho tantas cosas diferentes y opuestas en este sentido, que hoy en día se tiende a no usar la palabra o bien a aclarar previamente a qué nos estamos refiriendo exactamente.
Algo parecido ocurre con «evolucionismo».
Por otra parte los filósofos no suelen emplear darwinismo como visión del mundo, sino como sinónimo de teoría de la evolución de Darwin y/o de su sucesora la teoría sintética. Como ejemplo, [{la enciclopedia de Stanford http://plato.stanford.edu/entries/darwinism/}].
Arreglado el enlace. El artículo de Ayllón no da más de sí, pero al menos ha abierto una conversación chuli en los comentarios sobre la cosmovisión y asociados. En cuanto al darwinismo como cosmovisión, me planto con el Paleofreak. Ciertamente se puede integrar en una cosmovisión más amplia, pero servidora entiende que genera mucho menos confusión referirse a la teoría de la evolución sin más, y cosmovisionarla desde otro campo semántico. Pero allá cada cual con sus manías.
Y no me digáis que el ejemplo de la jirafa no da risa.
Bueno, yo me voy a lanzar impulsado por la referencia esa de la ignorancia y el atrevimiento para decir que, después de todo, cualquier ciencia es una cosmovisión, en tanto en cuanto es una explicación (o trata de serlo) de lo que nos rodea.
El problema es cuando se equipara a otras cosmovisiones no basadas en la experiencia empírica y todo eso, si no en mitos, leyendas y otras gilichorradas.
Es por eso que los cosmoviosionistas procedentes de gilichorrilandia lo critiquen basándose en los mismos argumentos que utilizarían para criticar el Brahmanismo como teoría científica.
Por otra parte no me parece que sea del todo logrado hacer de la ciencia una religión, pues se acaba considerándola de la peor manera posible: como cosmovisión en sí, en lugar de lo que realmente es (una simple -aunque apasionante- herramienta para cosmovisionar)
(Perdonen por este comentario que va a ser extenso)
Curiosamente, Daurmith, puede añadir a las críticas al bodrio-Ayllón el hecho de que igual aparte de malo el artículo ni siquiera es original. Hoy me han enviado al correo un mensaje pidiendo mi comentario para un artículo que, según el remitente, era
El autor aparece como Juan A. Herrero Brasas, profesor de Ética Social en la Universidad del Estado de California, pero no me he puesto a mirar ni su existencia ni su cualificación. COpio el artículo para que puedan comprobar las cercanísimas similitudes en la argumentación (pseudoarg…etcétera).
¿La fiabilidad de Alfred Hoyle está en cuestión o no? Es decir hay personajes que son excéntricos y proponen cosas extrañas, pero son reconocidos por sus contribuciones en determinados campos, son expertos en algunas cosas aunque no en otras.
Aquí lo interesante es si «Las matemáticas de la evolución» ha supuesto algún reto para los expertos en la materia o no, si pertenece al campo de las excentricidades a la sque todos tenemos derecho, o al campo de la especialidad que controla el científico en cuestión. ¿Alguien conoce la obra para poder criticarla?
A mi en principio me parece un reto muy serio aunque para mi, que no entiendo de matemáticas, un poco difícil de entender. Sin embargo entiendo el concepto que el autor del artículo nos quiere transmitir, es decir, que según cálculos no ha habido tiempo suficiente para que el azar combinase todas las variables posibles hasta llegar a los organismos complejos.
Sinceramente, el argumento no me parece que sea un ataque a la teoría de la evolución, simplemente es una pregunta abierta porque hay piezas que no encajan y que podría ayudar a buscar otras variantes y caminos que la evolución haya usado, y que todavía no conocemos.
Si alguien tiene algo que comentar sobre Hoyle, o más conretamente sobre esta obra suya, agradecería los comentarios.
Es muy sencillo: la evolución no ocurre «por azar». A ese señor se le ha olvidado la selección natural. A partir de ahí, todas esas matemáticas se pueden tirar a la basura. Y la evolución de secuencias astronómicamente improbables (según esos cálculos estúpidos) se ha observado en el laboratorio. Ocurre de una forma rápida y sencilla.
Y lógica. Y preciosa, de paso. ¿Cuál es la probabilidad de que tires 20 dados y todos ellos saquen 6? Muy baja, ¿no? ¿Y si en cada tirada dejas aparte los dados que han sacado 6 y vuelves a tirar el resto? Con unas pocas tiradas tendrás 20 dados con el 6 hacia arriba, y aún te dará tiempo a ir a comer. La selección natural es lo que Dawkins llama un «filtro de improbabilidad»: una manera de rescatar y fijar a través de las generaciones resultados poco probables, pero ventajosos.
Por cierto, que lo último en sinónimos para el Diseño Inteligente es Front-Loaded Evolution, o FLE, Paleofreak. ¿Lo habías oído antes? Me ha encantado.
Te ha encantado porque entiendes la gracia :oP
PaleoFreak, no creo que Hoyle desconociese que la evolución se explica con más mecanismos que el puro azar. Las mutuaciones, sobre las que más tarde actúa la selección natural, sí es puro azar, precisamente porque no van dirigidas con ninguna intención ni dios que pretenda nada. Más tarde la selección natural se encarga de preservar las mutaciones del que tiene más ventajas evolutivas, y eso sí que no es azaroso.
La trayectoria de Hoyle, está suficientemente trabajada como para no tirar al cubo de la basura sus cálculos matemáticos. No al menos sin antes rebatirlos. Y me refiero a sus aciertos y a sus errores, porque incluso los errores son parte del método científico. ¿Dónde estaríamos ahora si hubiesemos apartado todas las teorías o descubrimientos que inicialmente nos parecían absurdos, si nolas hubiesemos puesto a prueba? Ni la relatividad, ni la propia evolución, ni tantas otras hubiesen llegado a nada.
No digo perder el tiempo en todo lo que cualquier lunático quiera argumentar, pero si se trata de un experto que en un campo parecido ha cosechado éxitos, lo mismo merece la pena prestar atención.
Quizás vosotros lo tengáis muy claro porque ya conocéis la obra y ha sido ampliamente rebatida, pero para un lego en la materia como yo, no es tan obvio y además, no creo que pueda entenderlo con un simple mensaje en un blog, tan solo valoro vuestras opiniones y me gustaría saber si los cálculos de Hoyle fueron refutados en su momento, o se pasó por ellos despreciandolos por venir de un tipo excéntrico, o … por qué no? porque se oponían a la teoría de la evolución.
Con esto no estoy diciendo que Darwin mentía o que los actuales evolucionistas estén en conspiración para frenar otras verdades científicas…pero admitamos tan solo como hipotesis que si alguien hiciera un cálculo matemático que pudiera poner en cuestión algunos aspectos comunmente aceptados de la evolución, y que si además en otros aspectos de su vida o de su obra hubiese propuesto algunas teorías menos acertadas… admitamos que sus cálculos no serían tomados en serio y se habrían perdido en la historia, para mal de la ciencia.
Lo que yo he podido googlear al respecto, no me da demasiados resultados:
http://mm2002.vtrbandaancha.net/R36.html –> un sesudo cálculo de un tipo que a primera vista no parece tener seso…
Una ponderada valoración de Hoyle, por un tipo que ya sabéis que tiene mucho seso, pero que no escribió nada sobre las matemáticas de la evolución (al menos en este link, y no lo digo para criticar, solo para poder encontrar una respuesta entendible, o al menos que me digais que sabéis de obras que han refutado estos datos) http://digital.el-esceptico.org/leer.php?id=159&autor=3&tema=2
PaleoFreak, quizás tú ya me hayas contestado cuando dices: «Y la evolución de secuencias astronómicamente improbables (según esos cálculos estúpidos) se ha observado en el laboratorio. Ocurre de una forma rápida y sencilla. » ¿Podrías explicarlo un poco más por favor?
Un saludo y gracias por ofrecerme la oportunidad de discutir y aprender, aunque sea a nivel de divulgación científica.
http://www.toarchive.org/faqs/abioprob/abioprob.html
si en tu biblioteca está el escalando el monte improbable cógelo, ahí viene explicado largamente lo de hoyle y el boeing.
«PaleoFreak, no creo que Hoyle desconociese que la evolución se explica con más mecanismos que el puro azar»
Pues no lo creas. Te sorprendería la cantidad de señores inteligentísimos que han tenido el mismo problema que Hoyle para entender algo tan sencillo.
«No al menos sin antes rebatirlos»
Están archirrebatidos. Este es un tema muy viejo y muy trillado ya. Los únicos que siguen sacándolo de vez en cuando son los creacionistas.
«me gustaría saber si los cálculos de Hoyle fueron refutados en su momento»
Pues sí: ya te lo hemos dicho. Sencillamente Hoyle partía de un error de concepto garrafal y eso invalida todo. Más información sobre este tema.
Sobre evolución experimental a partir de secuencias aleatorias, puedes echar un vistazo a esta
Muchas gracias a ambos, creo que me puedo dar por contento con el libro y los links que me dais, al menos tengo con que entretenerme (aunque mucho me temo que no entenderé la mitad, entre el idioma y la especialidad, quizás el libro de Dwakins sea más asequible)
Si los creacionistas nos hacen pensar, investigar y aprender más sobre la evolución a los legos en la materia creo que sus retos deberían ser acogidos como oportunidades para eso mismo, para enriquecerse y para que la gente se acerque más a la ciencia… aunque su proposito sea precisamente el contrario, quizás por ello los evolucionistas suelen mostrar su cara menos amable y dialogadora cuando se plantean estos temas, más que por un miedo a ser convencidos de tesis contrarias o abdicar de posiciones de poder, lo que puede resultar desesperante es colaborar o dar juego a quienes pretenden presentar como ciencia algo que sencillamente no es(podrá ser otra cosa, desde la filosofía más profunda a los planteamientos más simplistas, pero no es ciencia). Esa pretensión y activismo falsificador es lo que resulta irritante.
Pero por encima de eso, yo creo que debe estar lo que Sagan o Gould nos enseñeñaban sobre enseñar, su apuesta no solo por la libertad de expresión absoluta (o casi) sino por el reto de responder a todos aquellos que tengan algo que decir, supone per se un beneficio para la humanidad y para las teorías que consiguen así oportunidades para ser refinadas y divulgadas.
Lo que ellos no alcanzaron a ver es un tiempo en el que es cada vez más fácil engañar a la gente, ¿qué pasaría cuando la opinión de la mayoría de la población hubiese sido conquistada por los falsificadores (creacionistas u otros)?… ¿será el gremio científico sufientemente numeroso y convincente de cara al público como para invertir lo que se nos vendría encima? Bueno quizás es muy catrastofista por mi parte, pero no lo veo nada improbable. Creo que la única forma de estar preparados para ello, es no soslayar los retos en temas como éste, sino afrontarlos y plantar cara al activismo falsificador con activismo por la ciencia, de manera divulgadora y dialogante como hacemos la mayoría de los que creemos en la razón y la ciencia, para no caer en la imagen de un científico que no está dispuesto a revisar sus postulados y que desprecia toda aproximación como si fuera una invectiva contra su conocimiento o persona. Creo que es la única manera de que la imagen del científico no se vea devaluada cuando ya sea demasiado tarde.
Perdonad la divagación, hoy me ha faltado el Cola-Cao.
LA AUTORIDAD POLITICA
La autoridad política de una nación toma su legalidad por dos vertientes básicas: 1) la sucesión monárquica (Monarquía), y 2) la elección por el pueblo (Repúblicas y Partito-cracias). Existe otro modo sangriento de conseguir el poder en la misma o en otra nación: el golpe militar o la invasión y conquista militar. En estos casos la acción de guerra se descalifica a sí misma, salvo en contadas excepciones. Sea cual fuere la consecución del poder legítimo, para que reine el bienestar, la prosperidad y la Justicia en sus respectivos países, un Jefe de Estado debería reunir siete condiciones fundamentales:
1) Ser persona de integridad ética y moral. 2) Honesto y sincero. 3) Sentido de la Justicia. 4) Firme en sus decisiones. 5) Escuchar las ideas, proyectos, críticas y opiniones de la sociedad. 6) Amparar la libertad igualitaria y ejercer la imparcialidad. y 7) Proteger y amparar a los más desfavorecidos.
1) Ser persona de integridad ética y moral: Todo creyente sabe que la autoridad emana de Dios, siempre y cuando esa autoridad sea utilizada para preservar la Verdad, la Justicia y la Paz. En caso contrario la autoridad conseguida mediante la violencia, la manipulación, la sangre, la traición o el engaño, no viene de Dios. ¿Por qué es preciso que un gobernante sea una persona íntegra? La ética y la moral son conceptos asociados a las religiones y son el fundamento de toda actividad política y social. Cuando un gobernante no es persona de fe, cae en la tentación de manipular la ética y la moral para acomodarlas a su antojo. Por tanto, sin los valores consustanciales de la ética y la moral, la estructura social acaba desmoronándose de forma paulatina pero constante. Y para ejemplos basta con mirar a la Historia lejana y reciente.
2) Honesto y sincero: La honestidad y la sinceridad deben formar parte en el estandarte de todo buen gobernante. Cuando los propios gobernantes inflingen o pasan por alto estos valores, su actitud trasciende a la sociedad produciéndose en ésta el mimetismo con la clase política, con la consiguiente desaparición social de estos valores humanos. Las consecuencias de tan nefasto proceder de los gobernantes ya las conocemos: en una sociedad enseñada y acostumbrada a la corrupción, la honestidad y la sinceridad son consideradas como una rareza o una tara: el loco es el cuerdo y el sensato es el demente. Un gobernante que se precie debe mostrarse sincero con la sociedad. A una sociedad no se la gobierna con mentiras y ocultando la realidad económica, política o social: es una pérdida del respeto. La sociedad se compone de personas de todo tipo, color y condición que captan de inmediato cuando se les considera y respeta trasmitiéndoles la verdad y cuando se les intenta confundir ocultando la realidad.
3) Sentido de la Justicia: Tener sentido de lo justo es una virtud que ennoblece a los gobernantes. Pero para desarrollar este sentido fundamental los gobernantes deben disponer de bagaje y experiencia sobre su alcance y significado. Todas las leyes deberían pasar por el tamiz de la ética y de la moral antes de ser autorizadas por los gobernantes de cada nación. Si la Justicia se establece en base a las proposiciones de ley en cuyo debate participan intereses mezclados y opuestos, la ley acaba distorsionando a la Justicia. La Justicia, real y verdadera, no puede estar sujeta a la unificación de intereses opuestos. Si aplicar Justicia es lo blanco, ¿qué Justicia aplican cuando han unificado los intereses del blanco, del rojo y del azul? Ninguna. Con este sistema se han convergido los intereses opuestos pero a costa de perjudicar la justicia social: ni el criminal es castigado de forma equitativa al daño producido, ni la víctima se ve compensada con la condena impuesta a su agresor. No se trata de que la Justicia favorezca al pobre ante un delito menor, pero si que debería considerar en sus juicios el estado de necesidad. Al contrario, la Justicia debería considerar las actuaciones delictivas de los poderosos: la ley debería aplicarse con más dureza a los delincuentes o criminales que, disponiendo de una economía considerable, utilizan su poder para aumentar sus beneficios de forma ilícita.
4) Seguridad y firmeza en sus decisiones: Un gobernante debería ser firme en sus decisiones meditadas y no dejarse manipular por los diversos poderes que intentan presionarle. Si así ocurriese el poder no sería ostentado por el gobierno, sino por los poderes fácticos. Y meditar las decisiones significa que se ajusten al bien común y no al bien partidista o de un colectivo. Todas las medidas y decisiones deben ajustarse a los principios humanos de la ética y de la moral. Y toda ley que intente romper estos valores deben ser rechazadas. La función de un gobierno firme no resulta nada grata: una medida política puede resultar beneficiosa para unos y ser criticada por otros que ven mermado su insaciable sed de poder y avaricia. Pero esta condición de firmeza no debe confundirse con un gobierno dictatorial de signo tiránico o violento, sino todo lo contrario, la ausencia de seguridad y firmeza en un gobernante le convierte en marioneta de todas las presiones a que se ve sometido, olvidando la función responsable de su cargo con la imparcialidad y lo equitativo.
5) Escuchar las ideas, proyectos, críticas y opiniones de la sociedad: Un gobernante no puede ejercer como tal permaneciendo recluido en un castillo y tomando medidas alejadas de la realidad. El buen gobernante debe permanecer alejado de todo signo de soberbia y de orgullo escuchando las inquietudes de la sociedad. De esta predisposición hacia la sociedad, no solo se produce una proximidad con los gobernados, sino que éstos colaboran aportando más luz sobre las deficiencias sociales, además de aportar ideas nuevas sobre aspectos de alcance económico, laboral y social. Es un síntoma de soberbia y una falta de respeto rechazar o despreciar la voz de los ciudadanos. El gobierno que así actúa está desperdiciando el potencial y la creatividad que subyace en el colectivo social.
6) Amparar la libertad igualitaria y ejercer la imparcialidad: ¿A qué me refiero con lo de: “libertad igualitaria”? Existe una máxima que dice: “La libertad de uno termina cuando empieza la del otro”. A eso me refiero. Libertad si, pero para todos igual. Cuando la libertad individual se extralimita o sobrepasa, se está estrechando o disminuyendo la libertad del otro. Por tanto la libertad, concepto abanderado por los “progresistas” de forma irresponsable, está sujeta a una limitación temporal y social. Esta condición se relaciona con la condición anterior: libertad de expresión: SÍ, libertad para difamar, calumniar, ultrajar, delinquir, prevaricar, estafar, defraudar,…: NO. Respecto a la imparcialidad en la toma de decisiones, el gobernante no debe flaquear ante las presiones interesadas de los poderosos, ni inclinarse a favor de un asesino, violador o pervertido que pretenda justificar sus actos por su estado de pobreza.
7) Proteger y amparar a los más desfavorecidos: Las leyes deben contemplar el estado de los más desfavorecidos. Un gobernante debe acercar, y no alejar, las condiciones económicas entre las clases sociales y económicas más opuestas. No estoy diciendo que el empleado deba tener la misma compensación económica que el gerente, estoy diciendo que se debe buscar un equilibrio entre el que nada en la abundancia y el que carece de todo. Y para ello el gobernante debe disponer de leyes que protejan a los más débiles y desafortunados de la sociedad. Resulta inmoral que muchos ciudadanos se vean excluidos del derecho a una vivienda y de un puesto de trabajo. Por eso el gobernante debe acudir a las leyes para incentivar la actividad empresarial productiva y el empleo tomando medidas económicas, laborales y sociales. Y entre sus medidas de carácter social, no debe olvidar al sector de los ancianos. Prestar atención, cuidados y cariño a los mayores, no debe suponer una carga, sino una recompensa: disponer de la compañía y de los sabios consejos de los padres, hasta edades avanzadas, no está al alcance de muchos hijos. Y si la familia no puede cuidar de sus progenitores, es el gobierno quien debe facilitar un alojamiento con los cuidados y atenciones de que son merecedores.
En resumen: un gobernante debe ser una persona respetuosa con la doctrina de Dios y conocedor del Orden, de la Verdad y de la Justicia Universal.
Palabras de Nuestro Señor Jesucristo:
“Creed en Mí y todo se os dará por añadidura”
Antonio Ruiz Palacín
Mi blog: cienciafalsa-religion.blogspot.com
«Creed en Mí y todo se os dará por añadidura»
Menudo sinvergüenza.
«Creed en Mí y todo se os dará por añadidura»
Seguramente habrá escuelas enteras de exégetas que justifiquen de mil y una manera diferentes esa frase, pero es una frase propia de una autoridad religiosa, y un pecado mortal para una autoridad política, social, moral…
«Creed en Mí y todo se os dará por añadidura»
Seguramente habrá escuelas enteras de exégetas que justifiquen de mil y una manera diferentes esa frase, pero es una frase propia de una autoridad religiosa, y un pecado mortal para una autoridad política, social, moral…
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