Al menos así es a bordo de un avión. Todo viene en cómodas porciones para consumo, desde la toallita hasta la sal y la pimienta. La leche para el café. Un sobrecito con granola. Hasta el plátano parecía fabricado adrede, más chiquitín y compacto, adecuado al tamaño de las bandejitas.

Los cubiertos ahora (de nuevo el once de Septiembre asoma el hociquito para saludar) son de plástico. No son ni siquiera de un plástico medianamente resistente, sino de un material flexible cual junco en la brisa, con el que no puedes ensartar… ni el plátano, vaya. El cuchillo tiene la punta redondeada.

¿Por qué la varillita que te dan para remover el café son dos tubitos adosados, muy finos? ¿Es para ahorrar material? ¿Es para ahorrar peso? ¿Es por si te apetece sorber el café por una pajita? En ese caso, ¿por qué dos? Flash de inspiración: para que no se doble fácilmente. La varillita es otra de las porciones de quesito de los aviones. Como los sobrecitos de sal y pimienta, que vienen juntos, igual que Zipi y Zape.