Estoy insoportable hoy. Llevo toda la mañana dando saltitos de gozo, consultando las noticias cada dos por tres, intentando enterarme al minuto de todo lo que pasa en el CERN, envidiando a quienes están allí, viendo en directo el principio del experimento más ambicioso de la Historia, al menos en física. Mirad, hasta con mayúscula. ¡Yo quiero ir a ver el LHC! ¿Alguien me invita?
Las primeras pruebas han salido bien (yupiiiii, mirad, este es el output de uno de los detectores, ATLAS, al paso del primer haz de protones; no entiendo nada, pero ¡me encanta!), en breve empezarán los experimentos chulos (yupiyupi), todo indica que el mundo sigue aquí (mirad el código fuente de esa página los que sepáis cómo, es bastante cachondo), y ha sido, en general, un día emocionante. Para mí, vaya. Para la gente de mi alrededor, que pierde el oremus con según qué finales de liga o concursos de la tele, debo parecer desquiciada, pero me da igual. Además creo que a algunos les he transmitido parte de mi entusiasmo, porque he pasado algunos agradables y confusos minutos intentando explicar qué recarape es un hadrón y por qué tienen que hacerlos colisionar, pobriños. Tengo en la cabeza todo el día el rap del CERN, que podría verse mejor pero que es una visión cachonda y sorprendentemente explicativa de algo de lo que pasa.
Vamos, que es un día importante, hoy empezamos a mirar cosas que nadie ha podido ver hasta ahora. Los resultados, lógicamente, tardarán, pero serán chulos sin duda.
Y entonces, gracias al guardián de La Guarida del Dragón, me entero de otra noticia chula. A ver, que os cuento.
Ya sabéis, los que me conocéis algo, que no trago a los creacionistas que intentan esconder cualquier referencia a la evolución del ámbito docente y social. Sus intentos suelen ser bastante patéticos, y en general muy arteros y de mala fe, cuando no sencillamente ridículos. Los más espectaculares se dan en USA, y podéis ver una selección francamente aterradora en Pharyngula a poco que busquéis. Pero últimamente hay bastantes casos de creacionistas y de IDs también en UK. Hace poco hubo otro, en este caso en el Abington Park Museum de Northampton. Es un museo no muy grande, en un edificio muy chulo. Junto a una vitrina con fósiles hay un panel explicativo que contiene el siguiente párrafo, copio del natural:

He used the same layers of fossils that had supported the Genesis view of evolution to show the slow changes that are taking place over the millennia of earth history, each small change enabling a species to the rigours of it’s (sic) environment – the struggle for survival through natural selection leading to the survival of the fittest.

Y ahora, traduzco:

Usó las mismas capas de fósiles que habían apoyado la visión de la evolución del Génesis para mostrar los cambios graduales que tienen lugar a lo largo de milenios en la historia de la tierra, con cada pequeño cambio adaptando una especie a los rigores de su entorno: la lucha por la supervivencia a través de la selección natural conduciendo a la supervivencia del más fuerte

Vale, podría estar bastante mejor redactado (y mejor traducido), pero básicamente es un texto de lo más normal en un panel titulado «Changing Attitudes To Evolution». Y he aquí que un día, oh, el párrafo que os he copiado aparece cubierto por un papel oscuro en el panel. Así, sin más. Hubo quien preguntó, y entonces se descubrió el pastel: al parecer un visitante del museo se sintió ofendido por el texto. El museo, haciendo gala de una falta absoluta de buen criterio, decidió cubrir el texto. Y luego siguió estropeando la cosa haciendo decir a un portavoz la siguiente perla: «The team agreed the wording was poorly worded and could cause offence. We took the decision to obscure part of it rather than spend tax payers’ money on a replacement». O sea: «El equipo estuvo de acuerdo en que la redacción era deficiente y podía ser ofensiva. Tomamos la decisión de tapar una parte en vez de gastar el dinero de los contribuyentes en sustituir el panel».
Señores y señoras del museo de Abington Park: eso no se hace. Si un panel está mal redactado, gástense el dinero de los contribuyentes que haga falta y redáctenlo bien. Y si alguien llega y se queja porque una referencia a la evolución les ofende, sonrían, denle unas palmaditas en la espalda al traumatizado quejica, y envíenlo a casa diciéndole que se tome un vasito de leche tibia y haga un esfuerzo por volver al mundo real. Ser muy religioso y quejica no es, repito, no es, excusa alguna para que tengan ustedes que ocultar los hechos en sus paneles informativos. Yo también les hubiera dado una colleja por redactar mal, pero si en respuesta ustedes me tapan el texto mal escrito en lugar de corregirlo, voy y les doy dos collejas, por bobos. De modo que la excusa no cuela: ustedes taparon el cartel porque se asustaron cuando alguien les soltó la mágica frase «es que ofende mi religión». Pues en este caso la cosa es muy sencilla: que el ofendido se aguante y practique la virtud de la resignación, porque la evolución no es cuestión de opiniones, como no lo es la gravedad, ni la termodinámica. ¿Estamos? Pues eso.
Generalmente estas noticias pasan desapercibidas o casi, porque al común de los mortales, aunque no sea fundamentalista religioso, la evolución le importa un ardite y no entiende por qué nos cabreamos tanto con estas cosas (y así nos va, claro).
Pero en este caso pasó algo más, algo muy chuli, al menos para mí. Sigo contando.
El pasado 31 de agosto hacía un día de perros en Northampton, y a pesar de eso unas 40 personas se manifestaron protestando por la metida de pata del cartelito censurado, como debe hacerse en esos casos, leñe. Una cosita humilde, pero sentida. Hubo un discursito y todo, en plan, imagino, «dejad de hacer tonterías, hijos».
¿Sabéis quién dio el discursito? ¿Os lo digo?
¡Alan Moore!
Síiii, de verdad, mirad, aquí hay foto y todo. Alan Moore es el de la barba. El de azul no, leñe, el otro. El de negro; el del bastón y barba con ecosistema propio.
Moore, que se define como Magus y tal, que hace mucho el paripé con cosas místico-gnóstico-raras, que es probablemente el mejor escritor de comics vivo y uno de los mejores escritores ingleses de todos los tiempos… Ese Alan Moore resulta ser, detrás de su barba, un tipo sensato y todo. De verdad que estas cosas le alegran a una el día. Go Alan go!
Actualización: Álex, en los comentarios, aporta un enlace bastante más esclarecedor que las pocas noticias que pude encontrar yo. Es este. Al parecer el problema no es que se mencionara la evolución en un museo científico, sino que se mezclaban conceptos al decir «the Genesis view of evolution» y alguien protestó por ello, no sé por qué parte de la mezcla de conceptos, la verdad. Pero en tal caso, señores y señoras del museo, no me pongan el papelito, leñe: quiten el panel entero, pongan una nota en plan «Lo sentimos, el cartel de este módulo ha sido temporalmente retirado para ser corregido», y pongan lo antes posible un panel bien escrito. E instruyan mejor a sus portavoces. ¡Gracias, Álex!