Huy, hoy por poco dejo de cumplir El Trato™, pero tengo excusa, veréis, es que el perro se ha comido la entrada.
—No mienta, doña Daurmith, usted no tiene perro.
No he dicho que lo tuviera, ha sido mucho más raro, veréis: estaba escribiendo una entrada chulísima, larga, con efectos especiales y acompañamiento de orquesta y estaba rondándome una mosca. Y bueno, al posarse he visto que pesaba un montón y eso solo puede querer decir que era un Pterolupus, una mosca-lobo, una mosca sobrenatural que se transforma en perro-lobo los días de más de 39 grados, bueno, más lobo que perro. He ido a darle un manotazo y se ha transformado en lobo y la energía liberada por la transformación ha hecho que se reiniciara el portátil y yo no había guardado la entrada y por eso la he perdido y como he estado luchando contra el Pterolupus hasta ahora pues por poco se me hace tarde. Y por eso no había entrada.
—Bueno, vale. Pero no apure tanto la próxima vez.
Me ha sobrado casi un minuto.
—Y deje de ver tanto Penny Dreadful.
No.