Os presento a Steve Irwin: es el rubio de pelo corto, en la foto. También conocido como The Crocodile Hunter, el Cazacocodrilos. Alcanzó la fama con una serie de documentales muy numereros sobre la naturaleza, más concretamente sobre cocodrilos, claro. Vestido de intrépido explorador, con los pantalones caqui y el sombrero de ala ancha, y haciendo gala de un acento australiano que rozaba la parodia por lo exagerado, los documentales nos mostraban a Steve arrojándose en varias planchas para atrapar a diversos cocodrilos, serpientes, tigres, y otros bichos de mala reputación y talante más bien tímido, que se tomaban a mal las ideas de Steve de lanzarlos al estrellato y se revolvían con mucho salpicón de barro. Steve sufrió mordeduras, golpetazos, arañazos y mordiscos de todo tipo, porque la clave de su programa era precisamente jugar con el riesgo de la cercanía excesiva, a veces íntima, con bichos coriáceos y de dientes afilados. Una especie de Ángel Cristo de la 2, podríamos decir.
El público infantil, tan inocente él, adoraba a Steve Irwin y se partía de risa cada vez que con un «Crikey!» lanzado a pleno pulmón esquivaba por poco la muerte, la lesión, o la malhumorada dentellada de un cocodrilo o similar. Los riesgos que corría eran muy reales, y su estridente alegría cuando se lanzaba a las fauces de cualquier depredador en pro de la audiencia no podía ocultar el hecho de que los dientes no eran de goma. Más de una vez creó titulares al ser masticado por tal o cual alegre reptil.
Hasta ayer. Ayer Steve Irwin hacía submarinismo en Queensland, y un pez raya se lo tomó a mal. Su aguijón atravesó el pecho de Steve, que murió antes de que llegaran los paramédicos.
Lo cual demuestra, visto desde cierto punto de vista, que Steve tenía razón en sus esfuerzos de demostrar que los cocodrilos no son tan malos como los pintan. Y también demuestra que la naturaleza, amén de sabia, es enormemente borde por donde menos te lo esperas. Cosa que el público infantil, tan inocente él, no había acabado de captar, hasta ahora. Por desgracia.