Mi Blackberry. Sin ella no podría publicar ni siquiera estas míseras notitas y la Biblioteca moriría de inanición. Sobre todo estando como está a dieta hipocalórica de goteo mensual de entradas.
Al hilo de esto, permitidme un momento de introspección. Breve.
Esta vuestra Biblioteca lleva ocho años dándoos la vara, con mejor o peor fortuna. Desde sus inicios en Blogger la he usado de desahogo, de cuaderno de ejercicios, de lugar de reunión, de depósito de tonterías. He aprendido mucho, he pedido y recibido mucha ayuda, he conocido gente, me he enfadado y he disfrutado. La Biblioteca ha sido desde su creación una parte importante de mi vida mental. Y últimamente apenas la toco.
-¿No te da la impresión de que está preparando una despedida?
-Sí, la impresión la da.
Ejem. La mayoría de los blogs que conozco tienen un ciclo vital. Y cuando el autor se cansa, se aburre, dedica su tiempo a otras actividades o directamente lo manda todo a paseo y se va a un lamasterio, el blog desaparece. Con o sin avisos. Es normal. Es habitual. Y más ahora, porque el esfuerzo que muchos estaban dispuestos a hacer para mantener un blog ya no están dispuestos a hacerlo en la era de Twitter y Facebook. Los blogs se han quedado demodé, oiga.
-Definitivamente suena a despedida.
-Eso me temo.
Este blog en concreto está desfasado en todo: en diseño, en presentación, en falta total de cacharritos, en molones enlaces a Digg y demás virguerías virtuales. Madre mía, si a veces hasta pongo los tags de html a mano, ¡la reoca! ¿Veis? Un blog que dice «la reoca» está, definitivamente, desfasado.
¿Y sabéis qué?
Que me da igual. No pienso parar. Habrá épocas de sequía, habrá épocas de abundancia, habrá épocas en que me dará por unos temas o por otros. Habrá épocas de entradas largas y curradas, y otras de entradas cortas e intrascendentes. Habrá entradas con o sin fotos, de ficción o de no ficción. Habrá historias de Sherlock Holmes, habrá diálogos reales o inventados, habrá viñetas de la vida atravesadas por el alfiler de la pluma y clavadas en las páginas de la Moleskine. Habrá auténticos rollazos.
Pero habrá. Recurriré a todos los cacharritos que los avances técnicos pongan a mi disposición para hacer volar datos de pantalla en pantalla: Blackberries, PCs públicos, Macs privados, lo que se ponga por delante. Pero no pienso cerrar la Biblioteca por cosas tan nimias como falta de tiempo, falta de ganas, falta de sueño, o falta de ordenador. Señoras y señores, yo sigo. Me lo paso demasiado bien con esto como para no hacerlo.
Así que que nadie se tome los largos silencios de esta Biblioteca como señal de cierre inminente. Los silencios son propios de cualquier Biblioteca y, en el caso de esta, suele querer decir que la bibliotecaria está maquinando algo. De modo que avisados estáis: yo voy a seguir. Vosotros, haced lo que os apetezca, faltaría más.
Firmado:
Daurmith, bibliotecaria de Babel.