Melquiades nos ha salido rana. No, o sea, quiero decir, es un búho. Pero ha salido rarito.
Seguro que os habíais olvidado de él, ¿a que sí? Qué cruel, indiferente y veleidosa es la audiencia bloguera, de verdad, ayns. Pues yo no. De vez en cuando acudo puntualmente a la web de apadrinamiento de búhos (dicho así suena asaz raro) a ver qué se sabía de mi chiquitín, que ya no debe serlo tanto.
Poco después de dejar el nido y distanciarse de su hermano, que era probablemente un mayorote abusica, Melquiades desapareció. En Agosto se nos independizó, se fue a vivir su vida y, puf, tal cual un gato de Cheshire, esquivó el radar como si se lo hubiera tragado la tierra. Que era más o menos lo que yo me temía que hubiera pasado, porque la vida de un búho no debe ser ninguna bicoca, por muy depredador y majestuoso que sea. Ya me temía yo el momento en que en las actualizaciones apareciera una entrada dando noticia de un triste montoncito de plumas y algunos huesos en un trozo de monte cualquiera. Pero así es la vida en la Madre Naturaleza, hermanos. Que como dicen los ingleses, es toda una mother.
Pero no. Al final resulta que lo que pasaba era que Melquiades se nos había ido al sector privado, es decir, a una finca particular a montarse el pisito, y claro, los del seguimiento tardaron algún tiempo en conseguir los permisos necesarios para ver si allí estaba la criatura. Que resulta que sí. No sé si lo hizo por ver que era un vecindario con mayor densidad ratonil, o por sacudirse de encima a los pesaos esos con mochila que se pasaban el rato dando grititos de gozo cada vez que encontraban una egagrópila suya -panda voyeurs, debía pensar el animalito-, o si simplemente lo hizo porque había una búha de buen ver por allí. Pero la cuestión es que allí está. Y una ya se relaja, hasta que ve la última actualización de su ficha, donde me dicen:
En una de las noches vimos como tu pollo se encontraba en peligro, ya que realizó una serie de movimientos que le llevaron directamente hasta un territorio de adultos. La pareja de este nido tuvo que detectar la presencia de tu dispersante, ya que rápidamente se pusieron a cantar…pero tu mascota no lo dudó ni por un momento y rápidamente se alejó…bien a salvo.
Lo cual, hablando en plata, quiere decir que Melquiades, amén de un tanto crápula y veleidoso, es un cobardica de cuidado. Pero mira, eso juega a su favor. A ver si la búha se deja y Melquiades monta un nidito y saca adelante unos cuantos pollos asquerosos y torpones. Enga, buchachuelo.
Ups, me salió mal el nick 🙂
Yo sí me he olvidado de «mi» búho… pero vamos, tampoco es que sea como Hedwig.
[spam] Por cierto, pásate por La Cosa Húmeda, que se te echa de menos [/spam]
Jejeje.
Lo de buchachuelo era un «muchacho buho» o que ya no conseguías contener la emoción?
Na, me he encantado, me la anoto.
Es por la buhez del asunto, aunque quedaría mejor si Melquiades fuera un mochuelo y no un señor búho, pero bueno.
Algernon, ¿quién te dice que no me paso?
Es que como no dejas comentarios, no lo noto 😛
Learn to live with it.
No problem at all.
It’s a shame, anyway.
¿Sabes cuál es la manera más efectiva de que se me quiten las ganas de comentar en alguna bitácora?
Que te inviten a hacerlo, por supuesto.
No iba a empeorar la cosa, en todo caso, por decirlo 🙂
P.D: Oh zielo zanto que inmaduro zoy
Bingo.
Borwen es baaaala 😉
Ese anónimo NO soy yo.
Tengo mis momentos, pero tampoco es pa tanto…
Que sí, que sí. Que eres bás bala y perfersa que Namber Six 😉