Es el aniversario del Hubble, y he cogido un plumero para desempolvar un rato la bitácora porque, bueno, es el aniversario del Hubble.

Al Hubble, que es una masa de electrónica y metales y polímeros y virguerías tecnológicas, le da un poco igual qué año sea, tener 20 o 10 o 3,14 años. A nosotros, amigos de efemérides por idiotas que sean, no nos da igual.

Al Hubble llevan matándolo desde hace años, como informaba regular y deprimentemente Bob Park en su newsletter semanal. Miopías y averías varias, que si está viejito, que si va a molar mucho más esta otra cosa, que si tal y cual y Pascual, la NASA sacaba nota tras nota de prensa diciendo que matarile para el Hubble.

Pues los muertos que vos matáis gozan de buena salud, corresponde decir. Cada dos por tres nos da las fotos más bonitas que enseñar al público en general, y las más ricas en información para los astrofísicos en particular. No son sólo bonitos colorines. ¿Recordáis la foto que encabeza esta entrada? Yo sí, porque es una de las historias que más me impactaron y una de las que mejor reflejan la mentalidad científica.

Lo que hicieron fue buscar una zona del cielo vacía. Negra. Sin nada. Era muy pequeñita, y ni siquiera otros telescopios veían nada ahí. Generalmente, para el común de los mortales, si miras a un sitio y no ves nada, dejas de mirar.

Los chicos del Hubble (me encanta esta gente, me encanta) decidieron lo contrario: mirar más de cerca. Y más. Y más, y más y más. Hasta encontrar lo de más arriba, ese joyerito de colores, esas cuentas y canicas y lentejuelas cuyas dimensiones no podemos empezar siquiera a intuir con el kilo y medio de masa encefálica que evolucionó en algo parecido a la sabana. Hemos tenido que pensar para ello, y pensar mucho y bien, para poder apreciar qué significa poner esa foto, o alguna otra igual de espectacular, de fondo de pantalla en el ordenador. Como espero que al menos hoy hayáis hecho algunos, en homenaje a las mejores gafas que hemos inventado jamás, las gafas que nos enseñan lo que no creíamos que llegaríamos a ver, y nos ponen donde debemos estar en el universo: tan cerca y tan lejos.