Esperando en un semáforo en uno de los puentes que cruzan el cauce del Turia, ahora convertido en parque, miro, para distraerme, a mi izquierda. La noche tiene color gris antracita, velado por una gasa de neblina, y a la luz de sodio las copas de los pinos sobresalen por el pretil del puente como un océano verde y encrespado, casi luminiscente en la penumbra. A lo lejos, la cúpula del Palau de les Arts asoma el lomo: un leviatán inmenso, nacarado, que ha subido a la superficie para tomar una bocanada de aire y hundirse de nuevo bajo las olas esmeralda. Su curva es extrañamente grácil, inquietantemente orgánica, una estampa de una pesadilla lovecraftiana que casi ves moverse contra el aire de pizarra. La ilusión es tan fuerte, la imagen tan vívida, que tengo que parpadear un par de veces para salir del hechizo.
El semáforo cambia a verde y me alejo, un tanto inquieta, anticipando el momento de escribir esta entrada a guisa de catarsis, para librarme de la imagen. No ha funcionado.
¡Qué ganas tengo de volver a Valencia! Durante un año hacia 1995 fui todas las semanas a las obras del metro y me encantaba pasear sin rumbo por una ciudad acogedora y luminosa al terminar las reuniones y antes de volver a la vorágine de Madrid. Pero para cuando empezaron a inaugurarse todas las novedades ya no tuve ocasión de volver…
PD: ¡qué dos párrafos más evocadores!
PD2: creo que hay por ahí una foto de BioMaxi que me ha venido inmediatamente a la mente al leerlo, pero no sé como buscarla.
No es tan oscura, pero seguro que puede arreglarse 😉
Y está vista de frente, que no da la misma impresión de ballena asesina que va a devorar el puente
«inquietantemente» = «disturbingly»?
La catarsis me ha gustao :-]
Esas eran las fotos ¡Gracias BioMaxi! 🙂
No había subido a respirar ese diablo nacarado. Él sabía que pasarías y aprovechó para robarte la memoria de una escena feliz, una que ya no podrás recordar. Para disimular, dejó a cambio una imagen que no podrás olvidar.
Sigo deseando, de mayor, ser capaz de escribir como tú.
Y eso que cada vez me cuesta más dejarte piropos, porque temo que suenen vacíos.
Pero tienes tus momentos…