Lo que pasa es que volví el domingo de cuatro días mágicos en Uclés y todavía ando un poco saturada, pero dejad que las cosas se posen, dejad. En algún momento me sentaré tranquilamente toda una tarde frente al ordenador y os iré contando alguna cositas, aunque no sé todavía cuáles, hay tanto donde elegir…

(En realidad lo que pasa es que cuando una disfruta prefiere irse por ahí y estar con la gente antes que frente al ordenador, pero ya me empieza a entrar mono, que todo lo que está bien está bien, pero me he encariñado mucho con esta bitácora, que dentro de nada cumplirá un añito, y no pienso dejarla de lado así caiga la décima plaga bíblica, que visto lo visto puede que ya haya caído y sea OT, pero nunca se sabe, que aún puede ser peor, y menos mal que no me gustan los paréntesis largos).

Ah, y especial para Vendell: ya me he aprendido el Aserejé. Si es que la depravación moral alcanza hasta a esta su humilde bibliotecaria. Qué triste.

¿No os habéis leído Baudolino? ¿Y a qué esperáis?

Lectores míos a los que vi en Uclés: majos, más que majos, dáis un nivel fabuloso a esta página.

Daurmith, dispersa y buscando el Sambatyón