Estoy un poco enfadada. Me he perdido, o más bien, he llegado tarde, al fiasco de Ida, el bello fósil de 45 millones de años que ha sido vendido en los medios de comunicación como la Respuesta A Todas Las Preguntas y la Solución A Todos Los Problemas, poco más o menos. No he podido unirme a las voces airadas de El Paleofreak y BioMaxi (y, claro, Pharyngula, en inglés) que han explicado en frases breves y contundentes, por qué las cosas no se deben hacer así.
Para consolarme, el domingo me fui a pasar frío a la playa. Estaba encapotado, soplaban rachas de viento fresquete, el cielo parecía una losa de mármol y el mar una lasca de pizarra. Estaba todo lleno de gente tomando el s… tomando la sombra. Para consolarme de mi retraso con Ida me puse a leer un libro en mi Papyre 6.1
Esto del Papyre (en la web de grammata le otorgan género masculino. No sé, para mí que le pega más el femenino; pero transigiré) es un gran invento. Es -casi- el más humilde y sencillo de todos los lectores de libros electrónicos que pululan por ahí. Un trastito todavía caro, pero sorprendentemente eficiente. Me lo compré medio esperando una decepción, como suele pasar cuando compras una tecnología novísima y te encuentras con que a los dos meses ha salido algo mejor y más barato.
Pero no. El Papyre ha sido mi salvación. Haceos cargo: soy lectora compulsiva, y he desarrollado, a través de cinco años en Corvallis, la técnica de leer en todas partes, desde las colas de la cafetería hasta las esperas en la Administración, pasando, obviamente, por todos los aeropuertos y estaciones que en el mundo han sido. La mayor parte del tiempo empleado en preparar mi equipaje la dedicaba a elegir con cuidado las lecturas que me iba a llevar, intentando optimizar la relación horas de lectura/peso. Volví de USA con 14 cajas llenas de libros. Qué os voy a contar. Seguro que muchos de vosotros estáis en situaciones parecidas.
Un Papyre pesa menos que la mayoría de los libros que solía arrastrar conmigo, y contiene todos los libros que nunca soñé que me pudiera llevar. Aunque la oferta de libros electrónicos no es ilimitada, ya hay una excelente selección, sobre todo en inglés, y además está el Proyecto Gutenberg. Y encima el Papyre viene con una biblioteca de 400 libros en una tarjetita SD. De modo que tengo entretenimiento de sobra y además me puedo poner al día con los clásicos, que nunca viene mal. Y la batería puede que no dure 10.000 cambios de página, pero dura una barbaridad, os lo digo yo, que la tengo 4 meses y la habré recargado 5 veces. Y os prometo que no hay día que no la use.
Y además, el Papyre tiene un efecto secundario curiosísimo: atrae camareros.
Una está comiendo en cualquier sitio. Puede ser un restaurante de hotel, una franquicia de comida más o menos rápida, una terracita de playa, da igual. El proceso es siempre el mismo. Llega el camarero con la bebida, todo normal. Se acerca con la comida y se queda un segundo más de lo estrictamente necesario, torciendo un poco el cuello para ver qué es eso que miro con tanta atención. Viene a preguntar por el postre y ya la curiosidad es palpable, y cuatro de cada cinco se animan cuando traen la cuenta:
-Perdone, ¿eso qué es?
-Un lector de libros electrónicos.
-Anda, qué chulo -replican invariablemente, seguido de alguna variación de-: ¿Es como una PDA?
-No, es papel electrónico. La pantalla no emite luz -explico, y paso un par de páginas para demostrar cómo funciona-, así que no cansa la vista, y se almacenan los libros -señalo- en esta tarjeta SD.
-¿Y puede leer cualquier cosa? -preguntan algunos, más enterados.
-Según; dar el formato correcto a los libros a veces es un poco pejiguero, sobre todo para Mac, pero puede leer una variedad inusitada de archivos, desde PDFs a documentos de Word pasando por los formatos tipo mobi.
-¿Y le gasta mucha batería? -insisten los menos, claramente envidiosos.
-Qué va, apenas. Tenerlo abierto por una página no gasta energía; sólo usa la batería cuando tiene que pasar página, de modo que dura mucho.
-Hay que ver. ¿Y es muy caro?
-Pelín. Pero ya bajará, ya -contesto, confiada.
-Qué cosas inventan. ¿Efectivo, o tarjeta?
De aquesta guisa he ido dejando mi huella, y un buen número de potenciales clientes, por un no despreciable trozo de Las Palmas estos últimos meses. Por no mencionar las miradas curiosas de viandantes, y las versiones reducidas del mismo diálogo que sostengo con gente que está detrás de mí en las colas de embarque de los aviones, el personal de cabina de los propios aviones, y algún que otro atrevido transeúnte.
Y ya era hora de que dejara constancia de ello aquí, porque realmente el cacharrito este es un gran invento. Esto sí puede ser un eslabón, no perdido, en el modo en que accedemos a la ficción. No como el pobre Darwinius masillae.
P.S. Esta entrada fue escrita a ratos perdidos durante un par de días, y la terminé esta mañana en el aeropuerto de Barajas mientras esperaba para embarcar. Y no falla: al subir al avión, mi compañero de asiento me vio leyendo una novela de Patrick O’Brian en el Papyre, y el diálogo descrito arriba tuvo lugar casi palabra por palabra. Arte y realidad, que le disen.
Todo lector compulsivo como tu debería tener uno, buena elección.
He tenido ocasión de probarlos y son una pasada, aunque de momento no disfruto de tantos momentos de lectura como para plantearme adquirirlo.
Pero en el futuro seguro que aparecen modelos más adsequibles y alguno cae 🙂
Hay entre esos 400 un libro que se llama La Cuarta Taifa, a ver si puedes leerlo, o al menos, no lo borres…
Sí, esos aparatos son el futuro y, en muchos casos, el presente.
Mi problema es, aparte de los euros, decidir cual comprar…
Preguntita. ¿Lo compraste antes de venir a Las Palmas? Si no, ¿cuánto tardó en llegar? ¿Esos 14-19 días que ponen en su web son sólo una idea de lo máximo?
Lo compré la semana de antes, y llegó a los 3-4 días, por mensajería, si no recuerdo mal.
Uff, mu caro pa mí. Por otra parte, tenía prejuicios con estos cacharros y los has disipado. Lo único, que aparte de los libros que se venden en grammata creo que es difícil encontrar libros preparados para leerlos así, no? Es que el cacharro no tiene mucho éxito o que eres una «early adopter»?
Bueno, a mí todo lo que me facilite tener libros a mano me va, y soy capaz de tomarme alguna que otra molestia para poder leer cosas en el Papyre. Pero ciertamente de momento no lo están poniendo fácil; hay muchos tipos de formato, cada uno de ellos funciona de una manera, y aunque la web de grammata tiene instrucciones y un conversor (para Windows solo, grrr), no puedes sencillamente arrastrar los archivos que quieras a la tarjeta del Papyre. Hace falta un ratito de trabajo para cada libro.
Personalmente, recomiendo adaptar el papel a las medidas del Papyre y pasar los libros a .rtf. De todos los formatos, ese y el mobi son los que me están funcionando mejor. Pero ya puestos a convertirlo «a mano», el rtf va muy bien. Y se ven mejor las fuentes sans serif.
Yo esa conversación la tengo, día sí, día no, en el metro. Lo más fue cuando un perfecto desconocido se puso a golpear la pantalla con el dedo mientras preguntaba «¿Es táctil? ¿es táctil?»
El formato que mejor se ve en Papyre es el FB2. Puedes convertir a FB2 en Mac si usas la suite gratuita OpenOffice:
http://es.openoffice.org/
Con la extensión oooFBTools para OpenOffice, conviertes a FB2.
http://code.google.com/p/ooofbtools/
También puedes encontrar cientos de libros ya en FB2 aquí:
http://papyre.co.cc/
Cielos!! nunca había pensado en ponerle el género femenino…siempre pensé en términos históricos de soporte, en las 5P:
Piedra – Papiro – Pergamino – Papel – y…. – Papyre
Yo es que vengo viciada de LA Moleskine…
Hola Daurmith,
Acabo de conseguir que mi media naranja me regale MI Papyre, sobre todo gracias a la brasa que le dí a partir de tu emocionada defensa del artefacto.
Gracias, querida científica valenciana exiliada en las islas: llevo quince dias sin soltar el bichillo de mi mano, llevandolo a todas partes, releyendo clásicos y bajándome novelas.
No sé si leeras esto, porque tu post ya tiene un tiempo, pero si en algún momento dudas de que éste esfuerzo de mantener el blog sirve para algo, …
Remember dear, gracias a tu post, yo tengo mi Papyre!!! GRACIAS 🙂
Perdón… mi LA Papyre.
Definitivament, és noia
¡Pues mucho que me alegro, Tarquinia! Y te deseo que disfrutes de LA Papyre tanto como la estoy disfrutando yo, que sigue siendo mucho. Mi enhorabuena a tu media naranja por mostrar discernimiento e instinto de supervivencia.
Y ciertamente a veces tengo mis dudas -como todos, creo- sobre si merece la pena el esfuerzo de mantener este blog, pero siempre se me pasan cuando comentáis. 🙂
P.S. Señores de Grammata, ¿no les parece que les he conseguido suficientes clientes como para que se les vea un detallito conmigo, guiño-guiño? ¡Que una se lo curra, leñe!
Señores de Grammata, reconózcanle a la muchacha el esfuerzo ¡porras!
De no ser por ella, mi legítimo no se hubiera gastado la pastizara en una Papyre …
Es podsible que me hubiera llevado a un balneario, porque, la verdad, el chaval se los gasta 🙂