Tarde para eso. Se detuvo en 1951 de la mano de Robert Wise. Me he puesto a pensar en esa peli porque se ha estrenado el remake con Keanu Reeves, y francamente, no lo entiendo. No que se hagan remakes, eso es tan inevitable como el acné. Lo que no entiendo es que se se haga un remake de esta película:
¿A que es una maravilla? ¡Y sólo es el trailer! La película es todavía mejor. Pero mejor de verdad, en todos los aspectos, no sólo en los de «alienígenas vestidos de lamé de plata» y «platillos volantes colgados de hilos». Es una gran película, con un gran guión de la Edad Dorada, y Michael Rennie en un papel que ha hecho, merecidamente, historia.
A diferencia de La Guerra de los Mundos, cuya historia está contada con maestría y es fácilmente adaptable a cualquier época, el sabor cincuentero de The Day the Earth Stood Still es difícilmente traducible. Klaatu, pulcro y elegante, una vez despojado del lamé de plata y vestido con un traje cruzado, se integra sin problemas en la pacata sociedad estadounidense del momento. Para ser una peli de ciencia ficción, es la mar de doméstica; una parte nada desdeñable del metraje se pasa en agradables tertulias, o paseando con un niño por Washington, o colándose en casas ajenas con el alegre abandono de la época. Y durante todo ese tiempo Klaatu sonríe, bromea, parece relajado y a gusto. Sólo la compasión, y la dureza, que asoma de vez en cuando a su mirada nos da pistas de quién es. La belleza fría de Reeves no puede aportar esta dimensión. No es tan mal actor como se dice (al menos yo le he visto hacer un papel digno en algunas películas), pero no tiene la sutileza de Michael Rennie, que podía pasar de ser tu tío favorito a un perfecto alienígena con apenas un temblor de párpados.
El mensaje de la versión original de Ultimátum a la Tierra es paternalista, simplote y con moralina. Antipático para mí. «Ni se os ocurra ser malos porque nosotros somos todos tan, tan pacíficos que si vosotros lo intentáis fastidiar, os matamos». Pero la belleza de esta película está en la manera de enfocarla. Por una vez (y es la mar de raro), el científico es el bueno. El alienígena es razonable y busca datos antes de decidir. E incluso, después de todo lo que le hacen pasar, se conforma con un aviso. Pelín bestia, pero aviso. El robot es adecuadamente robótico, muy impresionante, y no anda traumatizado porque no tiene sentimientos, bua, bua (por favorrrr). Los efectos especiales son los que son (y son como son) porque era lo que había, y no hacen falta para crear una atmósfera la mar de efectiva. Hay niño, pero es relativamente soportable, y hasta creíble a veces.
En el remake no pueden explotar lo que hizo que la película original funcionara, porque ahora mismo no colaría. Si Klaatu se fuera a pasar el día con el hijo de una viuda a la que ha conocido la noche anterior, estaría detenido por pedófilo en medio minuto. Si pidiera reunirse con científicos, le acusarían de no integrar todos los diferentes tipos de saber, y de estar mediatizado por la civilización occidental, machista y materialista. Si dijera aquello de no ataquéis porque os podemos, alguno diría vosotros y qué ejército, y claro, la liaría. Pero lo diría, seguro. Si Helen resulta ser muy religiosa, seguro que cuando Klaatu le enseña la famosa frase «Klaatu barada nikto», ella se cree que es un conjuro de la Wicca y lo deja en la estacada. Y a Gort se lo llevarían para quitarle la chapa y hacer revestimientos de aviones espía. Como poco.
De modo que lo que nos queda con este remake es, o bien un punto más en el «si vosotros sois bordes nosotros lo vamos a ser más», yendo más allá de las palabras (que es donde se queda Klaatu, apagón aparte, porque el hombre, digo el alien, en el fondo es un pedazo de pan de leche), o bien se queda en Independence Day 2, con el Espíritu Humano superando todas las adversidades, o al menos impresionando lo bastante a Klaatu. Ya veremos. El Klaatu original no se quedó nada impresionado con el espíritu humano, y con buenos motivos. En la peli original, nos salvamos porque Klaatu era buena gente y por un científico feo de pelo revuelto que era el único humano con seso, aparte del crío, de toda la película. Auguro que en el remake, lo del científico, al menos, no saldrá. Y que Klaatu no quedará impresionado por la razón y la ciencia, sino por los sentimientos. Y el empowerment, probablemente. Sea eso lo que sea.
¿La veré? Probablemente. En DVD. En algún momento. Por ahora yo lo que espero es que salga el DVD de Let the Right One In. Eso sí que es darle una nueva vuelta de tuerca a un género viejo, y bien dada.
ATENCIÓN: PEQUEÑO SPOILER.
Yo sí la he visto y salen varios científicos, desde la propia protagonista pasando por el pequeño papel que hace John Cleese. Efectivamente, Klaatu se queda impresionado por los sentimientos. La peli antigua no la he visto, así que no puedo comparar. La nueva tiene cosas interesantes, y otras no tanto. Es muy pretenciosa y la historia y la puesta en escena se queda corta. Además de que es un collage interminable de clichés.
¿John Cleese científico?
JJ: Verlo para creerlo 🙂
Gort está inmenso (en más de un sentido :-D).
Hay que verla intentando olvidar que has visto la otra. Y, cuando acabe, olvidar que has visto esta 🙂
Conste que la he ido a ver con premeditación y alevosía. Nocturnidad, no, que fue por la tarde 🙂
Buenos efectos, mal guión. Y sobra «espíritu humano». Por muy mono que sea el hijo de Will Smith.
rvr, bueno es saberlo, lo iremos viendo. Y te recomiendo que veas la vieja; como mínimo, te vas a divertir.
Además, según Klaatu, venía de cerca de Júpiter… ¿250 millones de millas no es aquí a la vuelta de la esquina?
No he podido evitar recordal «El Informal» cuando he visto el tráiler…perdón, el trailer…
Por cierto, muy chulo tu blog.