Bueno, el portátil está aquejado de ceguera. Tengo un Pentium MMX viejo que he podido configurar para internet mientras me arreglan el bichito, esperemos que sea pronto. Pero fíjate, de momento al menos puedo publicar, y mirar el correo, y esas cosas chulis que se hacen cuando tienes el ordenador conectado a todo el planeta por esos cables todos llenos de electrones que, la verdad, hacen que la Ley de Clarke más parezca axioma.
Luego más. ¡He vuelto, mundo! ¡Temblad!