El pensamiento crítico tiene sus sinsabores. En mi preadolescencia me fascinó la historia de la Sábana de Turín, al leer un libro de J. J. Benítez sobre el tema. La historia era bonita y evocadora, y mezclaba de una manera atractiva la magia y lo fantástico con los últimos avances de ciencia. Era, en una palabra, emocionante.

Luego leí más cosas, me detuve a pensar un poco más detenidamente sobre todo el asunto, seguí leyendo otras cosas, y finalmente tuve que dejar el mito en un rincón y apuntarme al carro de los hechos. Aunque la historia de lo que de verdad ocurrió no es menos evocadora, y desde luego es mucho más sensata, siempre reconcome un poco dejar de lado un buen cuento. Pero lo dejé. Aprendí a aplicar la navaja de Occam, y cambié de opinión. Y tampoco pasó nada terrible. Al contrario: lo considero una buena cosa.

Menciono esto porque otro día me estuve releyendo «Voodoo Science» de Robert Park. En España está traducido como «Ciencia o Vudú». Es un libro estupendo, ameno e informativo, y muy, muy interesante. Park no se anda con chiquitas y dice las cosas como son. Y una de las cosas que dice me sonaba totalmente a contrapié: el programa espacial tripulado. Poner a gente en Marte, o en órbita. Park lo considera una pérdida de tiempo. Dice que todo lo que hemos aprendido de la exploración espacial, todos los avances obtenidos, todo el conocimiento acumulado, ha venido sobre todo gracias a misiones no tripuladas, a sondas robóticas, a los satélites exploradores que hemos enviado, y no a las misiones tripuladas a la Luna ni a los experimentos realizados a bordo de la Estación Espacial Internacional. Para Park, que en ningún momento ningunea la hazaña del Proyecto Apolo (muy al contrario), el sueño de llevar al hombre al espacio es bonito y romántico, pero en absoluto práctico en lo que al avance del conocimiento se refiere.

Que me digan esto, para qué nos vamos a engañar, me da mucha rabia. Pero he tenido que reconocer al final, después de comparar todos los datos aportados por las sondas robóticas y los satélites (y la falta de datos provenientes de la ISS) que Park lleva razón.