Hace unos días, en la página del nunca bien ponderado Vendell, alguien mentó a la bicha. A una de las muchas bichas que esperan agazapadas en los libros de texto para saltar ante la pregunta de algún alma curiosa. Esta bicha en cuestión es el ADN. Porque Vendell et al se preguntaban, con mucha razón: ¿cómo hace el ADN para replicarse, o sea, reproducirse, o sea, hacer copias de sí mismo como todos nos dicen que hace? Porque, véase la jugada, el ADN es una doble hélice, tiene forma un poco como dos muelles de colchón imbricados. Y las bases, los núcleótidos, esas As, Gs, Cs y Ts que todos vemos últimamente en los telediarios, quedan hacia dentro, así que, ¿cómo se hace? ¿Se desenrosca por un extremo, lo cortan para abrirlo, o qué, qué pasa? ¿Y luego qué pasa, se vuelve a enroscar? ¿Cómo se desprende la cadena nueva? Y ¿se replica sólo una de las dos hebras, o las dos? Y si son las dos, ¿se replican de igual manera, o de distinta? ¿Y dónde pasa todo esto? ¿Y cómo se aclara la célula para abrir la doble hélice si el ADN está empaquetadito en los cromosomas? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?

Modelo de la doble hélice de ADN
Ay, cuántas preguntas… Algunas respuestas, próximamente en sus pantallas.

Mientras tanto, un par de datitos: un paso de rosca de la doble hélice de ADN mide unos 3.4 nanómetros. Un nanómetro es una millonésima de milímetro. En cada paso de rosca de ADN hay 10 pares de bases. El genoma humano contiene aproximadamente tres mil millones de pares de bases. Así a ojo piojo, si tomamos el genoma humano en una célula y lo estiramos, ¿cuánto mide? Como véis, la célula ha tenido que resolver un problemilla de empaquetamiento de aquí te espero.

Y la vuelta de tuerca: tomando como buena la aproximación de 50 billones (50 millones de millones) de células en el cuerpo humano, ¿alguien se anima a calcular cuánto mediría todo el DNA que llevamos a cuestas, así estiradito?