Mientras el púdico velado de las estatuas del Departamento de Justicia es motivo de sano choteo en el laboratorio, la nieve sigue en su empeño de fundirse despacito. Despacito, porque hace un frío que pela. El lunes el campus estaba todo nevado, muy majo, con algunas esculturas de nieve; entre los inevitables muñecos triesféricos había intentos más imaginativos: conejitos de nieve se agazapaban en una improbable siesta sobre el césped helado, y en un caso una tortuga despatarrada tomaba un sol invisible, entrecerrando un ojo hecho con una brizna de hierba. Debe haber sido el quelonio adulto menos longevo del mundo. Si queréis ver el Quad de este campus, y una animación de la nevada de esta semana, podéis ir a la webcam que tenemos. Es divertido. Una vez me quedé parada en el centro del Quad durante un minuto para ver si salía saludando con la manita. Pero luego no me encontré.