Os presento a Gandalf:

Su nombre completo es Gandalf es Gris, obviamente. Porque es, véase, gris. Llegó a mis manos a edad preadolescente, por mediación de una amiga. Había sido abandonado por alguien que se ve que no entiende nada de lo que es un gato entretenido. Pedigree no tendrá, pero personalidad, le sobra.
Gandalf y yo hicimos buenas migas enseguida. El nombre fue obvio y provocado por su precioso color, pero llevaba apenas un par de semanas en casa cuando me di cuenta de que este bicho, suavecito, mimoso y algo tarugo no se parece mucho al aguerrido Istar de El Señor de los Anillos. A este Gandalf me lo pones frente a un balrog y sale a escape arrancando chispas del suelo. Que es más o menos lo que hacía por casa los primeros meses en cuanto se encontraba cosas amenazadoras como una pelotita, un papelito revoloteando, o un peluche.
Ahora ya no; la criaturita ha ido tomando confianza y de vez en cuando destripa muy a gusto al peluche, y lleva mártires a las pelotitas. Pero sigue siendo un gato bobalicón y, como dicen por aquí, poregueta, o sea, miedoso. Mi vecina tiene una perrita negra con un carácter más amigable que el velcro, que en cuanto te ve, va y se te pega; pues el primer día que Gandalf la vio así de refilón, primero se me subió a la cabeza como un cohete, y luego corrió a esconderse detrás del cesto de la ropa sucia.
A pesar de no ser ya macho más que en los cromosomas sigue jugando, se persigue la propia cola, hace carreras incomprensibles por la noche, y por las mañanas me exige mimos a horas impías ronroneando como un compresor asmático. Es un gato que gusta de la compañía de la gente, en cuanto les toma confianza, de modo que me he ido acostumbrando a una patita en la mejilla por las mañanas, a que me salte al regazo cuando estoy frente al ordenador, y a que, si sigo frente al ordenador y no le hago caso, se me siente encima de las manos y se disponga, muy decidido, a echarse una siesta. No tiene malicia alguna, no araña, no rompe, no muerde más que jugando, y ahora que ha aprendido a cazar moscardones incluso se gana el sueldo.
En suma: aquí un gato, aquí una bitácora. Seguiremos informando.