Los chicos y chicas que gestionan Blogger son simpáticos; tienen un servicio para informar de cómo van las cosas con el servidor, así que cuando, como ahora, está dando problemas, tienes actualizaciones casi «en vivo» sobre cómo está el asunto. Parece que el número de usuarios está dando problemas al servidor para manejar todo el tráfico, lo cual es buena cosa para los de Blogger, pero no tan buena para los miles de cerebrillos creativos como el de servidora, que usamos este trasto para desahogarnos de vez en cuando.

Hablando de lo cual, ya sé que daba la impresión de que había abandonado la Biblioteca. ¡No es así! Nada más lejos de la realidad. Lo que pasa es que esto es un poco como el hambre, que entra comiendo, y si no tienes un ratito para dejar los dedos discurrir un poco al azar sobre el teclado, se hace más difícil mantener el ritmo de las entradas. Hey, la culpa no es mía, echádsela a los experimentos.

Es otoño; quiero decir con esto que ha empezado a llover otra vez. La gente anda medio aliviada, porque el verano ha sido muy muy seco, y hacía falta reponer un poco las reservas hídricas. Tampoco es que la cosa fuera en plan sequía, pero cuando de repente notas que un álamo se ha desarraigado y te persigue para meter una raicilla en la mochila donde llevas la botellita de agua, vas intuyendo que algo falta en el suelo de Corvallis.

Sea como sea, ha estado lloviendo todo el día, uno de esos días grises y luminosos a la vez. ¿He mencionado ya que me encanta este campus? He nadado hasta el Memorial Union, en elegante estilo crawl, para comprar minas de lápiz, y de camino he visto a una chica que tomaba rápidas notas ¡en chino! en un trozo de papel. No sé cómo se puede escribir tan rápido en chino. Parece un sistema de escritura pensado adrede para tomarse la vida con calma y con una lupa, no para anotar apresuradamente cosas sobre la meiosis. Un poco más adelante, un panel lleno de estrellas de papel invita a los alumnos a compartir con el mundo por qué creen que sus padres (fathers, no parents, ojo) brillan como estrellas. Las razones son varias y pintorescas, desde «porque es mi papá», hasta «mi papá le puede a tu papá». Mis favoritas: «porque me henseñó todo lo que sé» (menos, al parecer, ortografía), y «porque es un caballero», así, tal cual, en elegantísima caligrafía. La razón de todo este cariño astronómico es que este fin de semana está dedicado a las relaciones padre-hijo o hija, y los padres acuden a compartir las emociones de la vida académica con sus retoños y a aprender, se supone, de ellos.

Al salir, una tira de papel aplastada y empapada sobre el asfalto me decía, en letras rojas, «eres una persona creativa y original». El poseedor original del papelito, que es uno de esos que vienen en las galletas chinas de la fortuna, debe haber decidido que otros necesitan tal apoyo moral.