¿Sabéis que dentro de nada hará 10 años, diez, X, ten, que inauguré La Biblioteca de Babel?

Yo me di cuenta el otro día y me dio un leve vértigo, diez años perdiendo y haciendo perder el tiempo a gente que probablemente hubiera podido descubrir el remedio a la calvicie en esos cienes y cienes de minutos derrochados leyendo las tonterías de esta su bibliotecaria.

Durante un tiempo, mientras me duraba el mareo, pensé que los años de blog son como los años de perro, que uno son siete, y que claro, ahora en la senectud, a santo de qué voy a hablar de cosas, salvo de que en mis tiempos esto de los blogs era otra cosa y que los jóvenes de hoy en día ya no usan internet con respeto y decoro y que en mis tiempos para hacer un blog teníamos que ir a diseñar la plantilla en invierno, descalzos cuesta arriba sobre la nieve, y encima nos gustaba.

Luego pensé que se me notan los años y que debía cambiar el diseño del blog a uno minimalista, ya sabéis: todo blanco y gris y negro, con algunos caracteres japoneses por ahí para dar el aire zen y el tipo de letra en helvetica, con las entradas en una columna estrechiiiiita que ahora es como se llevan, y con mogollón de enlaces a redes sociales.

Luego recordé que no tengo ni pajolera idea de hacer plantillas, y encima me dio la pereza y me puse a diseñar la estructura de mi próximo fracaso en el NaNoWriMo. En el Scrivener, faltaría más. Esto es un intento de desviar la atención del inminente décimo aniversario, notaréis.

No por nada; me encanta llevar tanto tiempo con el blog, pese a la última mala racha. Es porque debería hacer algo, organizar una fiesta, celebrarlo con un revoco a la plantilla o a los enlaces, o poner algún tipo de entrada de esas en las que os pido participación que me demuestre, o bien que me pedís por favor que me largue de una vez, o que quedáis activos cinco lectores (¡hola, mamá!, ¡hola, papá!) para deprimirme un poquito.

Eso es lo que debería hacer. ¿Lo que haré? Ni los mismos dioses en sus olimpos lo saben. Pero acepto ideas, siempre que no estéis descubriendo el remedio contra la calvicie.