Hace un día de hielo y miel. Si estás dentro, el sol te da ganas de salir; si estás fuera, el aire helado y cortante te da ganas de entrar. Como compromiso, salgo bien abrigadita y me quedo de pie, dando vueltas lentamente como una veleta para exponer al sol cada trocito de cara y que así se descongele. La gente me mira raro. Que miren.