Ahora mismo se están oyendo gemidos y maldiciones por toda la nación mientras miles de periodistas y comentaristas políticos se hacen a la idea de que «Schwarzenegger» va a ser palabra habitual que teclear en su trabajo durante los próximos años. Acostumbrados a nombres como Bush o Davis, encontrarse con semejante ensalada fricativa les está ocasionando el equivalente gremial de un ataque de nervios, y aunque son horas intempestivas para el americano bueno, están llamando a sus colegas de la sección de espectáculos, rogándoles que compartan los trucos del oficio que usan para lidiar con semejante apellido.
No se habla de otra cosa en el país. Es uno de esos casos en que tienes que asomarte a la ventana del Universo (ese que empieza a tararear una bossa light) y respirar unas bocanadas de realidad, por ejemplo en Ganimedes, antes de volver a mirar las noticias. Los ganimedinos me miraban, creo, con pena.
Mientras, las calabazas han hecho su aparición en los supermercados: se avecina Halloween. Entre consejos para tallarlas y ofertas especiales (una calabaza cuesta diez centavos), los estantes se llenan de falsos terrores que te guiñan un ojo: No va en serio, son sustos de mentira, es todo una excusa para pasar un buen rato. Como catarsis estaría mejor si realmente la adrenalina se diera un garbeo por las venas de los celebrantes, pero, como todos los años, me huelo el mismo ambiente descafeinado y fat free al que me tienen acostumbrada.
A ver si me acuerdo y hago algunas fotos a las calabazas. Personalmente, me resultan más inquietantes apiladas en cajas de cartón bajo la luz fluorescente del supermercado que talladas con expresiones grotescas y exhibidas en los porches. Quizá porque son casos claros de gigantismo vegetal artificialmente provocado por el hombre, monstruos diseñados, freaks cucurbitáceos. Cosa que, por cierto, no parece preocupar a nadie, a diferencia del estado genético de los tomates (100% organic, dicen. Con dos coj… calabazas).
Vamos: que tengo los miedos confundidos, yo. O quizá los tengan ellos.
Desde luego, después de enterarme de que había ganado el Suachi, creo que es un buen momento para plantearse hacia dónde va la política norteamericana, en serio… esto sí es de ciencia-ficción. Y claro, lo peor de todo, si gana éste… cómo serían los otros… XD
Adoro las calabazas! 🙂 Espero esas fotos 😉
not a pretty girl, probablemente crees que Schwarzenegger sólo es un culturista y actor. ¿Has comparado sus estudios con los del presidente de los EEUU? Pero no te preocupes que si lo hace mal, los californianos (¿ese es el gentilicio correcto? Californeños quizá…xp) se encargarán de echarlo 😀
¿Este año no hay calabazas parecidas a celebridades americanas?
Cierto, Jose, he sido algo injusta con el Suachi XD
Como me dijo ayer un compañero en la oficina: «Stallone ya debe estar echándole un ojo a alguna candidatura»… después de todo ni los del hemisferio norte se salvan de semejantes acontecimientos.. acá en el sur ya no nos extraña nada.
Seamos serios. Al margen de que muchas de las películas protagonizadas por este señor sean de una calidad cuando menos discutible, lo cierto es que ha sabido rentabilizar las ganancias de la susodicha actividad invirtiéndolas en empresas «florecientes» que dirige personalmente. También se dice que ha sido asesor de un presidente de los USA, y que desde hace tiempo frecuentan su casa políticos «de los de toda la vida».
En fin, casí prefiero un musculitos jugando a político que un mal teleñeco jugando a salvador de la humanidad.
Y no miro a nadie.
Pos yo no prefiero nada, no sea que se vaya a cumplir.