El Blogger ha tenido un resfriado raro durante 24 horas, ayer, por motivos de hackers o crackers, no queda claro, así que ha estado inaccesible, el pobrecillo. Por otra parte, Corvallis también está roto estos días; mutilado. Le falta un pedazo enorme de gente. El día de Navidad me fui al cine y era como entrar directamente en una de esas películas apocalípticas en las que no queda nadie por ahí. Todo cerrado, todo vacío. Lo más impresionante: se veían todas las rayas de los parkings, y los monolitos de McDonald’s y Burguer King estaban ¡apagados! ¡Susto, miedo! Pero es que, claro, era Navidad, y el americano bueno estaba en casita poniéndose morao, con o sin la excusa de la celebración religiosa. Era divertido tener el centro urbano de Corvallis, o lo que pasa por tal, para mí sola. Era también un poquito siniestro, como si todavía estuvieran puestos los decorados pero la película ya hubiera terminado.
Esto es por el Winter Break, las vacaciones de invierno. No sé por qué las llaman «Rotura de Invierno», pero ciertamente describe bien el extraño ambiente abandonado de la ciudad y el campus. Ayer, bajo una luz seca y fría de invierno y un sol tenue color latón, el aire helado se rompía con chasquidos pajariles, y no se oía nada más.
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